miércoles, 18 de febrero de 2009
El problema de los descartes pesqueros
Esta atardeciendo en el puerto del Musel, en Xixón, y a lo lejos se ven aparecer los arrastreros que regresan a puerto. Cuando nos fijamos vemos que detrás de ellos hay una inmensa nube de gaviotas rodeándolos, sobre todo gaviotas patiamarillas (Larus michaellis), sombrías (L. fuscus) e incluso un gavión hiperboreo (L. hyperboreus) que lleva varios días haciendo el mismo ritual.
El motivo por el que las gaviotas siguen a los barcos es porque estos están tirando al mar todos aquellos peces estropeados, de tallas no legales, de especies de escaso interés comercial o incluso aquellas capturas que exceden el cupo diario permitido.
Según los informes de la asociación OCEANA, cada año se descartan mas de 7 millones de toneladas de pescado, lo que representa el 8% de las capturas globales. Este despilfarro absurdo esta causando la extinción de numerosas especies y el declive de muchas pesquerías lo que implicará el agotamiento de las mismas en pocos años.
Está demostrado que las flotas de arrastreros descartan más del 70% de sus capturas de media, lo que es comprensible si tenemos en cuenta como se realiza. Los arrastreros lanzan una red con forma de bolsa que es remolcada por la embarcación de forma que todo lo que se cruza en su camino queda atrapado. No importa la talla, ni la especie, los arrastreros no distinguen e incluso muchas de los peces de especies comerciales que son capturadas quedan tan destrozados que no son aptos para la venta y también se tiran.
Lo que es incomprensible es que las administraciones, tanto europeas como nacionales, promuevan leyes para proteger la pesca, dictando normativas sobre especies protegidas, anuncios ridículos sobre pezqueñines y leyes sobre cupos y vedas cuando estos piratas del mar están acabando con lo poco que queda. La propia unión europea reconoce que los descartes pueden destruir un valor económico casi equivalente al que la pesquería es capaz de crear, y para ello prentende erradicarlos, aunque parece que como siempre, todo quedará en papel mojado
Resulta grotesco ver a una tribu de políticos orondos discutir sobre si la veda de la anchoa debe durar un año o dos, o sobre si la talla mínima de la lubina son 35 o 38 cm, cuando mientras tanto delante de sus narices están arrasando la mar, la misma que hasta hace pocos años pensaban que era inagotable.
Pero estos descartes tienen además un problema añadido, todas estas especies de aves marinas que se aprovechan de ellos están incrementando sus poblaciones. Estas gaviotas que persiguen a los arrastreros son las que criarán en los tejados, las que cagarán la ropa de los tendales y las no dejarán dormir a los vecinos. Luego aparecerán los inteligentes políticos, que asesorados por gestores de pacotilla llegarán a la conclusión de que hay que tirotearlas, envenenarlas y destrozar sus nidos, sin fijarse como siempre en la raiz del problema. Pero ya se sabe, los políticos sólo conocen un intervalo temporal de 4 años y algunos asesores sólo conocen el color del dinero, como en la película de Scorsese.
4 comentarios:
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Cuánta razón tienes. A mí me alucina cuando veo a la gente quejarse de cosas que nosotros mismos provocamos, como si los animales tuviesen la culpa de algo, y ellos solamente se adaptan a nosotros como pueden.
ResponderEliminarEn fin...Muy intersantes tus post.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAupa:
ResponderEliminarCIERTO ES, como siempre dando en el clavo. La pena es que estos comentarios quedan aquí.
!El que venga por detras que arre¡
Hola Jesús, lo que increible es que haya cientos de informes científicos, muchos de ellos encargados y financiados por las propias administraciones que hablen de los daños de los arrastreros y de los efectos negativos de los descartes, y aun así, seguimos igual. Cuando los intereses económicos se juntan con los ecológicos ya se sabe quien lleva las de perder.
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