El barco partió puntual y el orbayu del momento del embarque dio paso a un viento del nordeste que despejó el cielo pero que fue arreciando poco a poco hasta que al cabo de unas pocas horas alcanzó una fuerza 4-5 que hacía casi imposible la observación. Las olas empezaron a aumentar de tamaño y los borregos que se formaban hacían muy difícil ver cualquier cetáceo en superficie, ni siquiera sus soplos.
Alcatraces comunes
Durante el primer día vimos muy pocas aves, algunos grupos de alcatraces y unos pocos págalos grandes, y entre los cetáceos tan solo se dejaron ver un par de Zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris) que pasaron muy cerca del barco y que desaparecieron por la popa casi sin que nos enteráramos. Todo lo que ocurría a mas distancia pasaba completamente desapercibido debido a las condiciones meteorológicas.
El segundo dia no empezó mucho mejor, el viento seguía soplando y además una vez en el Canal de la Mancha los cetáceos son mas escasos que dentro del Golfo de Bizkaia, aun así pudimos ver bastante lejos a un par de rorcuales aliblancos (Balaenoptera acutorostrata) y unas pocas marsopas (Phocoena phocoena). Tras desembarcar en Portsmouth y tomarnos unas pintas en un pub de la ciudad regresamos al barco esperando que el tercer y último día cambiara la suerte de una vez y pudieramos tener un buen día. Mientras tanto, los ánimos iban decayendo y ya éramos varios los que apostábamos por pasar por la quilla al chavalote Gorka Ocio en vista de que la situación empezaba a parecerse cada vez más a la del año pasado.
El martes era nuestro último día, y teníamos depositadas todas nuestras esperanzas en el momento en que entráramos en la zona de los barrancos franceses, un auténtico punto caliente para los cetáceos debido a los afloramientos que se producen al pasar de la zona abisal a las zonas más superficiales de la plataforma. El viento, esta vez del sureste y la mar de fondo de entre 2 y 3 metros no parecía que nos fuera a abandonar en todo el día e íbamos perdiendo las esperanzas a medida que iba pasando el tiempo y las condiciones no mejoraban. Durante la mañana sólo vimos alcatraces, un arao (Uria aalge) y varias alcas (Alca torda) y ni un sólo cetáceo.
Sorprendentemente, a las 4 de la tarde, cuando entrábamos en los barrancos, el viento empezó a calmarse y la mar se fue quedando poco a poco. Justo en ese momento empezaron a aparecer grupos de delfines comunes (Delphinus delphis), primero unos pocos y después mas y mas delfines.
Delfines comunes
En algunos momentos llegamos a ver algunos grupos de varias decenas de animales saltando muy cerca del barco, pudiendo observar perfectamente diseño característico de esta especie, con la forma en reloj de arena y el color amarillento de la parte delantera.
Un págalo grande y un bando de gaviotas de sabine
Al mismo tiempo que aparecían los delfines, fue aumentando el número de aves marinas, sobre todo págalos grandes (Catharacta skua) de los que se llegaron a juntar hasta 7 ejemplares a la vez y algunos págalos parásitos (Stercorarius parasiticus) y Paíños comunes (Hydrobates pelagicus). También siguió el paso casi contínuo de alcatraces y se vieron varios grupos de gaviotas de sabine (Xema sabini), y algunos falaropos picogruesos (Phalaropus fulicarius).
Calderones de aleta larga
Inmediatamente después de que aparecieran los primeros delfines, justo cuando entrabamos en las zonas mas profundas, alguien cantó los primeros calderones (Globicephala melas) que se acercaban al barco. En un momento empezaron a aparecer por todos lados, unos muy cerca, casi pegados a los laterales y otros mas lejos. Había calderones por todas partes, en ocasiones mezclados con los grupos de delfines.
Solpo y parte del lomo de un cachalote
La práctica ausencia de viento en esos momentos y el estado de la mar, sin prácticamente olas nos permitió disfrutar de la imagen de una gran cantidad de soplos de los grandes cetáceos. Vimos varios cachalotes (Physeter macrocephalus), que con su soplo oblicuo y dirigido hacia adelante resultaban inconfundibles. No se acercaron al barco y permanecieron a distancia aunque en varias ocasiones los vimos sumergirse mientras enseñaban su enorme cola antes de desparecer en las profundidades.
Soplo de un rorcual comun
También vimos gran cantidad de soplos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus), que con sus 25 metros de longitud es el segundo animal mas grande de la Tierra tras la ballena azul. En algunos momentos llegamos a contar hasta 10 soplos distintos de otros tantos animales alrededor del barco, pero al igual que pasó con los cachalotes, ninguno se acercó demasiado aunque alguno nos permitió ver su lomo antes de desaparecer.
Rorcual comun
Ese era el gran momento del día, y las carreras hacia proa y hacia popa y hacia babor y estribor eran contínuas, ya que los animales aparecían por todas partes a la vez. De repente, Jon Hidalgo vio una salpicadura de gran tamaño que no parecía que se hubiera producido por el salto de un delfín, y junto a ese salto se vieron algunos mas. Poco a poco fue aumentando la actividad y en un momento esa zona del océano se llenó de saltos y de salpicaduras cerca de al menos un rorcual común. Aunque la luz venía casi de frente, hubo un momento en que se vieron claramente las aletas dorsales y una de ellas pertenecía sin duda a un macho de Orca común (Orcinus orca), su forma recta y su gran tamaño la hacían inconfundible. A su lado se veían otras aletas, probablemente pertenecientes a hembras de su misma especie.
En un instante, lo que parecían un salto aislado se convirtió en una actividad frenética con saltos en todas direcciones y al menos dos grupos de orcas separados por varios cientos de metros que parecían que se encontraban en plena cacería. Entre las orcas se llegaron a ver varios rorcuales comunes, que probablemente fueran las presas, algunos delfines mulares y varios calderones que en vez de huir parecían nadar hacia el lugar donde se encontraban las orcas.
Delfin listado al atardecer
Poco a poco el barco se fue alejando del lugar y tanto las orcas como el resto de cetáceos se fueron viendo cada vez mas lejos hasta desaparecer de nuestra vista. Cuando ya no había casi luz, pero aun se seguían viendo varios soplos de rorcuales en la distancia apareció un grupo de delfines listados (Stenella coeruleoalba) que hicieron varias cabriolas cerca del barco.
Para finalizar el día pudimos disfrutar del rayo verde en el momento de la puesta de sol, aunque no tan claro como lo había podido ver hacía unas semanas. Y como ocurrió en el viaje anterior, nos fuimos con el buen recuerdo de haber pasado unos días entre un buen grupo de grillaos por los bichos, compartiendo pintas, embutido, conversaciones y horas de mar. Ojala que al Pride lo sustituya otro ferry y podamos repetir el viaje en el futuro.
Buaaaaa. Si leo otra vez lo de las Orcas, creo que me va a dar un ataque de nervios. ¡Que Gozada!
ResponderEliminarComo ves, a nosotros nos faltaron las Orcas y a algunos (entre los que me encuentro) los Cachalotes.
Espero volver. Me ha mandado un correo Gorka en el que dice que parecen empezar a soplar buenos vientos....
Nos embarcaremos otra vez en el Aula do mar en la última salida de Octubre...A ver que tal se portan las olas.
Menuda maravilla, aunque el mar tiene demasiada agua para mi, me hubiera gustado participar en ese viaje para poder contemplar toda esa belleza.
ResponderEliminarGracias por acercárnosla.