La población había aumentado exageradamente en las últimas semanas. Esa era la señal, unida al aumento de la temperatura interior de la colmena, que la vieja reina necesitaba para marcharse en busca de una nueva casa acompañada de parte de su corte.
En la colmena quedaron muchas de las obreras junto a las celdas de las que en breve nacerían las nuevas reinas y zánganos. A partir de ese momento podrían ocurrir dos cosas: que la primera reina en nacer matara a sus hermanas a medida que estas fueran emergiendo, quedándose así con la antigua casa para ella sóla, o que esa primera reina formara un enjambre secundario, menos numeroso que el primero, que abandonara la colonia.
Una vez que el enjambre se hubo marchado lo primero que hizo fue posarse en un sitio prominente, en este caso en una estaca en medio de un prado, aunque normalmente suelen preferir las ramas de los árboles. La reina se encontraba en el interior, protegida por las obreras, que en ese momento se encuentraban en una especie de trance. Algunas de ellas, las exploradoras, realizaban viajes en todas las direcciones buscando el lugar mas adecuado para establecerse. Si alguna encontraba algo prometedor regresaba para avisar al resto y comunicarles mediante unos movimientos ritualizados el hallazgo de la nueva casa. Si el lugar era el apropiado el enjambre se dirigiría hacia allí, estableciendose entonces una nueva colmena que comenzaría el ciclo de nuevo.
Muy interesante, David. Suerte que pudiste verlo, en mi zona, hay muchas colmenas pero no he visto nunca ese tránsito, supongo que es porque los apicultores saben del tema y procuran que las abejas no se alejen de su interés.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Eugeni, fue casualidad y suerte como bien dices. Yo es la primera vez que lo veo y de hecho.
ResponderEliminarLos dueños de la casa donde apareció el enjambre avisaron a un apicultor que conocián para que "capturara" el enjambre.
un saludo
Como me gusta tu blog. Menudo descubrimiento me encantan las cosas que cuentas, tu visión del mundo. Por otro lado las abejas son muy interesantes. Como veo que eres de Oviedo (como yo) te recomiendo el museo de las abejas en Tanes, no sé si lo conocerás pero apuesto que si aun no lo conoces te gustaría. Te dejo el enlace con la información: http://www.vivirasturias.com/asturias/caso/museo-de-la-apicultura-de-caso-en-tanes/es
ResponderEliminarYo llamaría antes (por si las abejas...digo por si las moscas).
Un saludo, y sigo atenta a la siguiente entrada.
Que maravilla de relato.El año pasado ví y blogueé algo parecido. La verdad que cuando ves estas cosas te das cuenta que antigua es la tierra, que salvaje, que maravillosa.Esperemos que la famosa decadencia de este insecto no sea verdad, ¡dependemos tanto de ella! Cuando yo era pequeño jugábamos a ver quien se acercaba más a las colmenas y tirarle una piedra, imagínate, todavía recuerdo los aguijones.
ResponderEliminarHola David, y demás blogueros; por la foto, esas abejas no parecen la Apis mellifera ibérica. Mas bien parecen un cruce con la abeja italiana (Apis mellifera ligustica).
ResponderEliminarLa abeja ibérica no tiene ese color tan amarillo en el abdomen. Hay muchos apicultores que prefieren la italiana, pues suele ser menos agresiva; pero en cambio,no se adapta bien al clima de Asturias y es más vulnerable a determinadas micosis, además de más enjambradora. Ya se sabe, parece que siempre es mejor lo que viene de fuera y que la evolución, y la adaptación al medio no sirven para nada.
Un saludo,
Felipe P. Melero
Esa primera es muy destacable, creo que nunca havia visto una tan poblada y con las abejas...."tan bien puestas"
ResponderEliminarTe felicito David!
Un abrazo!
Hola Felipe, me acabas de dejar alucinado con que sepas diferenciarlas con esa foto de grupo.
ResponderEliminarNo tenía ni idea de que se usaran híbridos en apicultura. Muchas gracias por tu comentario.
Gracias por la visita Pere, como decía en la entrada es increíble lo mansas que son cuando estan enjambradas y lo mucho que se dejan acercar.
un abrazo