Uno de los espectáculos más característicos de los primeros días del otoño es la berrea del ciervo (Cervus elaphus). En ésta época los machos tienen las cuernas totalmente desarrolladas y se encuentran en plena forma. Son suficientes las primeras lluvias del final del verano para que se despierte el celo y se empiecen a escuchar los inconfundibles bramidos de los venados, que de esta forma marcan su estatus social y su dominancia frente a otros rivales potenciales.
Cuando dos machos se encuentran, el más débil suele huir sin necesidad de enfrentamientos inútiles. Sólo cuando coinciden dos ejemplares de similar corpulencia se producen las luchas, en las que ambos entrelazan sus cuernas y se empujan para medir sus fuerzas. En la mayoría de los casos estas peleas son incruentas.
Solemos estar acostumbrados a ver por televisión la berrea de los ciervos en el centro y sur de la Península, donde el celo tiene lugar en grandes planicies donde los machos reunen harenes de varias decenas de hembras. En las montañas cantábricas todo es distinto. Los machos berrean desde las empinadas laderas y se escuchan mas que se ven. Por otra parte, el número de hembras que reúne cada macho es mucho menor.
En poco tiempo la berrea habrá terminado, los machos habrán perdido casi un tercio de su peso después de varias semanas de grandes esfuerzos y sin apenas probar bocado . Su cuerna se les caerá a los pocos días y se retiraran a descansar y a recuperar fuerzas hasta que con nuevo otoño todo vuelva a comenzar.
Yo este año tendré que ir a verla al Pardo...
ResponderEliminarMe encanta el contenido de este blog...aprendo y me gusta.
ResponderEliminarUn saludo.
David, los bramidos de los venados, no es para impresionar a las hembras para que se apareen con ellos pero es para anunciar su superioridad sobre otros machos. Los que estan berreando ya tiene sus hembras. Es como decir "Mantenga tu distancia de mis hembras chicos!!" Luego si alguno no mantenga su distancia se pelean. Pero de todas formas, es un espectaculo de sonidos por la noche, ¿no? Saludos.
ResponderEliminarHola Hiberno, gracias por tu observación, es cierto que en estos casos los bramidos del macho son para delimitar territorios frente a otros rivales.
ResponderEliminarun saludo
Hola David. Muy bonitas las fotos, pese a que están a una cierta distancia, están muy bien integradas en el paisaje, del que forman parte. Vivimos la berrea del ciervo, espacio corto en el tiempo pero intenso. Uno de los espectáculos sonoros más impresionantes de nuestros campos.
ResponderEliminarUn saludo
F. Cámara
Hola David: dices que las cuernas de los ciervos les caen a los pocos días de acabar el celo, pero no es hasta la primavera del año siguiente cuando las pierden. Es sólo una corrección. Enhorabuena por el blog y sobre todo por las fotos que son de una gran belleza.
ResponderEliminarJ. Manuel
jeje, pues se ve que en esta entrada me lucí. En fin, tengo que admitir que la biología de los ungulados no es mi fuerte.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras correcciones y comentarios, equivocarse es la mejor forma de aprender, así que espero que me sigais tirando de las orejas cuando meta la pata.
un saludo
Muy buen documento. Saludos.
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