La primavera parece haber entrado con fuerza y después del frío del invierno, muchos animales, como los reptiles, abandonan sus refugios entre las piedras y se dan sus primeros baños de sol.
Aunque durante la hibernación su tasa metabólica se ha reducido al mínimo, lo que les ha permitido racionar las reservas adquiridas durante los últimos días del otoño, han perdido peso durante estos meses y sólo hay una forma de recuperarlo: comiendo.
En estos primeros días de primavera aun no hay demasiados insectos, al menos no tantos como los que apareceran por todas partes dentro de unas semanas. Pero las lagartijas roqueras (Podarcis muralis) no pueden esperar, y recorren los muros y paredes de su territorio en busca de cualquier cosa que llevarse a la boca. Pero hay veces en que la comida te cae del cielo, como esta oruga que tuvo la mala suerte de resbalarse de una hoja justo al lado de una de ellas.
Después de observar durante unos segundos al enorme saco verde, se lanzó directamente a su cabeza. Puede que fuera demasiado grande comparado con sus presas habituales, pero una oportunidad así no aparece todos los días.
Durante más de un cuarto de hora, la lagartija estuvo peleándose con su mastodóntica presa, la agitó arriba y abajo, la arrastró por el suelo y se la intentó tragar, pero era imposible, no había manera de partirla ni de comérsela de un bocado. Finalmente pareció darse cuenta de que no podía hacer nada con ella, o quizás su sabor no era lo suficientemente agradable para tanto esfuerzo, así que se dio media vuelta, abandonó a la oruga moribunda sobre el suelo y se fue en busca de una presa más asequible.
Pero como ya he dicho alguna vez, en la Naturaleza no se desperdicia nada y lo que no le sirve a uno seguro que otro lo puede aprovechar. Al cabo de unos minutos, una pequeña hormiga pasó por allí cerca, siguió el rastro que había dejado la lagartija al arrastrar la oruga y cuando dio con ella, sin pensárselo dos veces, la agarró con sus pinzas y sin esfuerzo aparente emprendió el camino hacia el hormiguero.
Lo que le pareció enorme a la lagartija, no se lo pareció tanto a la hormiga. Curioso.
NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño
..Y además, con fotografías muy, muy buenas, David.
ResponderEliminarPaco Amor.
Interesante y buenas fotos.
ResponderEliminarLa de la oruga verde no creo que quede con hambre jeje. Interesante entrada, como siempre. Saludos!
ResponderEliminarEs impresionante la fuerza que tiene una simple hormiga, seguro que cuando sus compañeras la vieron llegar se alegrarian bastante, dado el tamaño de la presa.
ResponderEliminarInteresante el reportaje con unas imágenes preciosas y llenas de la paciencia del fotógrafo, que reflejó estupendamente el festin.
Un saludo collacio
Muy buenas David y allí estabas tú para contarnoslo con toda serie de detalles, buenas fotos.
ResponderEliminarSaludos, Lolo
http://quintanilladelaguafaunasalvaje.blogspot.com.es/
¡Sorprendente y curioso!
ResponderEliminarEn ocasiones no llegamos a comprender los motivos del comportamiento animal pero, lo que si es cierto, es que todo es aprovechable en la naturaleza y nada, abosolutamente nada, se desperdicia.
Tenemos mucho que aprender.
Muy interesante el resumen de la observación.
Un saludo de 'ojolince y sra.'