Los cometas son cuerpos celestes compuestos de hielo, polvo y rocas que se originaron tras la formación del sistema solar. La mayoría de ellos se cree que proceden de la nube de Oort, y suelen tener órbitas elípticas alrededor del sol. Cuando se acercan a él, su núcleo de hielo empieza a sublimarse dando lugar a la cola o cabellera, que es su rasgo más característico.
Aunque estadísticamente cada dos años nos visita un cometa con suficiente magnitud para ser visible a simple vista, hacía tiempo que los cometas no estaban tan de moda como en los últimos meses. El pasado 12 de noviembre, a una distancia de 500 millones de kilómetros, una cápsula espacial consiguió "aterrizar" por primera vez sobre la superficie de un cometa, lo que constituyó uno de los mayores hitos en la investigación espacial. Desde finales del año pasado, el cometa C/2014 Q2, más conocido como Lovejoy en honor del astrónomo aficionado Terry Lovejoy, que lo descubrió el 2 de diciembre de 2011, está pasado cerca de nosotros, siendo visible a simple vista si las condiciones son buenas. La característica más singular de este cometa es su color verdoso, que se debe a la presencia de cianógeno en su núcleo. Todo apuntaba a que a este cometa no le quedaba mucho tiempo de vida, ya que según los modelos astronómicos, a mediados de diciembre de 2014 se aproximaría tanto al sol que se desintegraría.
El 16 de diciembre, el cometa desapareció tras el sol, pasando a tan solo 120.000 km de distancia del mismo, pero sorprendentemente sobrevivió al encuentro y reapareció de nuevo para continuar su viaje (ved este vídeo porque es impresionante). Desde entonces, el comenta Lovejoy ha sido el protagonista de numerosas noticias y han sido muchas las personas que lo han podido ver en todo el mundo.
Trayectoria de Lovejoy durante el mes de enero de 2015
Afortunadamente, su posición relativa muy cercana a la constelación de Orión, una de las más fáciles de reconocer en las noches de invierno, hacía que no fuera demasiado complicado localizarlo, aunque siendo sincero, al principio no me resultó tan fácil.
La pasada semana hicimos el primer intento de fotografiarlo, pero la luna estaba casi llena y visible poco después de oscurecer, por lo que solo pudimos apreciar una pequeña nube verdosa muy difusa aunque reconocible. Hace un par de días, las condiciones parecían inmejorables, la luz del cometa era muy intensa y la luna no saldría hasta unas cuantas horas después de ponerse el sol. Estaba muy cerca, "tan solo" a 70 millones de kilómetros de la Tierra y dentro de unas semanas ya no sería posible verlo.
Poco después de llegar al lugar que habíamos elegido localizamos al Lovejoy rápidamente, pero una cosa era verlo y otra hacerle una foto. Para hacer este tipo de fotografías se suele usar un equipo de seguimiento estelar (montura ecuatorial), que permite compensar el movimiento de rotación de la Tierra y evitar las trazas si la exposición es lo bastante larga para captar la suficiente luz. Como yo no dispongo de ese equipo, la única solución posible era reducir el tiempo de exposición al mínimo y aumentar la sensibilidad (ISO).
Una toma (Canon EF 100mm Macro USM. f2.8; 2 s, ISO 2000)
Aún así, con una sola imagen como la anterior, apenas salía un puntito verde en la posición del cometa, pero ni rastro de la cola, así que probé a hacer un apilamiento de varias fotos. De esta forma, lo que se consigue es sumar el resultado de varias tomas y de esta forma aumentar el tiempo de exposición, evitando las trazas. Como no tenía ni idea de cuantas fotos necesitaría, hice una prueba con 72 tomas de 2 segundos (f2.8; 2 s; ISO 2000), lo que equivalía a una exposición total de 2 minutos y 24 segundos. El resultado final no se puede ver hasta que no procesas todas las imágenes con un programa específico (en mi caso usé el programa gratuito Deep Sky Tracer), así que no tenía ni idea de como iba a quedar.
Pues el resultado lo podéis ver en la imagen anterior. Se puede apreciar el núcleo de color verde y un pequeño rastro de la cola hacia la izquierda del mismo. Evidentemente no es la mejor fotografía que hay de este cometa (de hecho es bastante cutre), pero algo es algo y también me sirvió para aprender un poco sobre esta técnica que no había usado nunca. Si queréis ver algunas fotos realmente bonitas del Lovejoy podéis visitar estos enlaces de la página de José Fernández (8 de enero, 10 de enero).
La noche era perfecta para ver el cielo, o lo sería si no fuera por la luz anaranjada de todas las ciudades y pueblos que había alrededor. A pesar de todo, el cometa estaba en una posición muy elevada, lo que atenuaba la contaminación lumínica. Por otra parte, la luna aún no había aparecido y gracias a la inversión térmica, la temperatura en el alto en el que nos encontrábamos era unos cuantos grados superior a la que había en el valle, donde estaba helando.
Orión, el cazador, la constelación del invierno, se veía en todo su esplendor, destacando Betelgeuse, la supergigante roja, por su color rojizo y Rigel, la supergigante azul en el extremo opuesto, la más brillante de todas. En el centro, el cinturón de Orión, formado por las Tres Marías (Alnilak, Almilan y Mintaka). Bajo el cinturón, en la espada del cazador se veía a simple vista la nebulosa de Orión (Mesier 42) como una pequeña mancha rojiza.
Este es uno de los objetos astronómicos más bonitos que se pueden ver a simple vista, ya que a pesar de encontrarse a una distancia de 1270 años luz de nosotros, tiene un diámetro de 24 años luz y sus colores rojizos lo hacen muy visible. Y ya que tenía la cámara montada, repetí lo que había hecho con el cometa, pero usando 32 imágenes de 2 segundos de exposición. Lo cierto es que no me esperaba el resultado y para ser una primera prueba no estuvo mal.
Si queréis ver a Lovejoy, tenéis tiempo hasta finales de este mes, aunque irá perdiendo intensidad a medida que se aleje de nosotros. Y tened en cuenta que no volverá a pasar por aquí hasta dentro de 8000 años. De todas formas, siempre podremos encontrar una excusa para mirar al cielo cualquier noche despejada y disfrutar del firmamento, aunque no tengamos una cámara o un telescopio.
En Talavera también le estuvimos viendo el domingo 11 de enero. Y en el atardecer, también fue estupendo la visión de Venus y Mercurio tan próximos.
ResponderEliminarSaludos,
Miguel Ángel
Hola Migue, aquí tuvimos suerte de tener unos cuantos días despejados, que no suele ser lo más normal en estas fechas,
Eliminarun abrazo
El enemigo numero uno en la visión de los cometas es precisamente la contaminación lumínica. Para usar una exposición tan limitada te ha quedado muy bien la imagen. Esta semana lo vamos a tener muy cerca de las Pleiades ... pero parece ser que mal tiempo en todo el norte. Un abrazo
ResponderEliminarHola Jose, el sitio en el que estábamos no era el mejor porque no tuvimos tiempo para programar una salida en condiciones. Aún así, como primera toma de contacto no estuvo mal.
EliminarYa vi que la trayectoria pasaba cerca de las Pleýades, a ver si hay suerte y se abre un claro uno de estos días.
un abrazo