domingo, 27 de septiembre de 2009

La larga migración de la Pardela capirotada



Son las 12 del mediodía y estamos a 15 millas de la costa Asturiana, hay una mar de fondo de más de un metro y el viento del nordeste levanta numerosos borregillos blancos. De repente aparecen a lo lejos un grupo de aves que vuelan sin aparente esfuerzo moviendo su cuerpo de un lado al otro, cortando la superficie de la mar con sus alas. Se trata de un grupo de pardelas capirotadas (Puffinus gravis) que durante estos meses se encuentran en plena migración.

Los adultos comienzan su migración postnupcial en el mes de abril, desplazandose hacia el norte siguiendo la costa de Sudamérica llegando hasta Canadá, pasan por Groenlandia y posteriormente se dirigen de nuevo hacia el sur llegando a las colonias de cría en el mes de noviembre.


 

Area de distribución de la pardela capirotada

La población mundial de esta especie se ha estimado en unos 15.000.000 de individuos que se se dispersan por todo el Oceáno Atlántico en busca de alimento, pero a pesar de este enorme área de distribución, todos ellos se concentran para reproducirse en un diminuto archipiélago del Atlántico sur, el Archipiélago de Tristan da Cunha, muy cerca de las aguas antárticas.



Situación del archipiélado de Tristan da Cunha

La concentración de toda la población reproductora de una especie en un pequeño grupo de islas de no más de 200 kilómetros cuadrados tienen importantes implicaciones a nivel de conservación. A pesar de que el número de pardelas capirotadas es mucho más elevado que el de otras aves marinas, una perturbación, tanto natural, como una erupción volcánica, o una catastrofe producida por el hombre como un derrame de petroleo en las proximidades de esta zona podría causar la extinción de esta especie.

 

Las pardelas capirotadas, al igual que el resto de aves de la familia de los Procelariformes, son especies de larga vida que tienen una tasa reproductiva muy baja (sólo ponen un huevo por temporada) por lo que las posibilidades de recuperación demográfica en caso de una mortalidad catastrófica de adultos serían muy bajas.



Además de las pardelas capirotadas, otras especies como las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) están migrando en esta misma época, aunque no tendrán que desplazarse tan lejos para reproducirse ya que algunas de sus coloias se encuentran en las costas gallegas.

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