Luna de sangre

Estamos tan acostumbrados a verla que la mayoría de las veces ni nos fijamos en ella. Pero a pesar de todo, siempre es diferente. Unas veces es más brillante y otras menos, algunas veces parece que es enorme y otras en cambio parece que ha encogido. Y algunas veces, como ocurrió ayer mismo, la luna olvida su traje blanco y se viste de rojo sangre.

La luna roja, o luna de sangre, suele aparecer durante los eclipses lunares, como ocurrió en junio de este año. Pero en algunas ocasiones, cuando la atmósfera está muy cargada de partículas en suspensión, la luna aparece rojiza al asomar por el horizonte, para ir aclarándose a medida que asciende. Lo que ocurre en estos casos es que la atmósfera filtra la luz solar difundiendo las longitudes de onda mas azules y mostrando las mas rojizas, por otra parte, cuando la luna está más baja, la luz tiene que atravesar una "mayor cantidad de atmósfera" que cuando empieza a subir, lo que favorece las dominantes rojas.

Durante las últimas semanas, la atmósfera ha estado muy tranquila, sin apenas viento ni precipitaciones. Estas condiciones han favorecido que la contaminación atmosférica se haya hecho más patente al no dispersarse ni depositarse en superficie y siendo la presencia de partículas en suspensión más evidente que en condiciones normales.

Durante siglos, una gran cantidad de leyendas mitológicas han relacionado la la luna roja con malos augurios, guerras y desastres. Quizás la luna nos está diciendo algo, pero seguiremos sin fijarnos en ella.