jueves, 9 de octubre de 2014

Curso de ética periodística: El madreñismo y la cruzada en búsqueda del pariente asturiano

Aventures de Pinín, que de Pinón ye sobrín (Alfonso, 1943)

El santo grial de gran parte de los diarios regionales es la búsqueda de un pariente nacido en la tierra entre cualquier ente que pueble este mundo. En el caso de los diarios asturianos, esta afición llega a rozar el esperpento, hasta tal punto que hemos decidido bautizar a este fenómeno con un nombre propio: el madreñismo. Hasta el momento se habían conformado con rebuscar en la genealogía de todos los seres humanos que hubieran hecho algo notable por la humanidad, desde patentar una vacuna a descubrir el secreto de las pelusas azules que crecen en el ombligo, para llegar a la conclusión de que eran más asturianos que el escroto del Rey Pelayo. Baste como ejemplo esta mínima selección de alguno de los casos más llamativos:

Madreñismo médico:


Madreñismo de papel couche:


Madreñismo científico:


Madreñismo político internacional:


Madreñismo cinematográfico:



Pero hace unos días, en un salto de calidad sin precedentes, han urgado profundamente en el árbol de la vida hasta encontrar parientes asturianos en los virus, en este caso del ébola. 


Y en un ejercicio de madreñismo superlativo y al mismo tiempo de promoción del acojonamiento entre los asturianos, publicaron un artículo en el que hablaban de los murciélagos como posibles vehículos de transmisión de este virus que según parece al leer el titular, es más asturiano que un carro del país.

Pero como ya comentamos varias veces en este curso, lo importante es escribir un titular impactante que atraiga al lector y lo secundario son los hechos probados. Si leemos la noticia con detenimiento (que solo está accesible online para suscriptores), descubriremos que según comenta Félix González, uno de los mayores expertos en murciélagos de España, algunas especies de murciélagos, como el Murciélago de cueva (Minopterus schreibersii) pueden ser portadores de un virus de la misma familia que el del ébola (Los Filovirus) y que algunos murciélagos de esta especie encontrados muertos en una cueva asturiana eran portadores de ellos. En ningún momento se afirma que el virus sea el del ébola ni mucho menos, ni que sea peligroso para el ser humano, pero lo importante era crear alarma al mismo tiempo que se ejercitaba el madreñismo.

Según los últimos estudios, el actual brote de ébola se pudo haber transmitido a partir de los murciélagos de la fruta o zorros voladores de la especie Eidolon helvum, una especie alejada filogeneticamente de los murciélagos de cueva. Se piensa que los habitantes de algunas aldeas de Guinea y Libería habrían cazado estos murciélagos para comérselos y de esta forma, se podrían haber contagiado de la enfermedad.

La probabilidad de contagio del ébola a través de los murciélagos de cueva que habitan en Asturias podemos considerarla nula, en primer lugar porque no se trata del mismo virus, y en segundo lugar porque el contacto de esta especie con el ser humano es casi inexistente, salvo para los investigadores que trabajan con ellos y que ya toman las debidas precauciones para evitar ser mordidos.

Lo más grave es que, sobre todo después del primer caso de contagio de ébola en España, una noticia como esta pueda ocasionar un temor infundado en la población, que podría llevar a que algún iluminado se plantee matar o causar daño a estos animales, que además de inofensivos son muy beneficiosos.


Desde este modesto curso aconsejamos a los diarios regionales que relajen su madreñismo, ya que debido a la confirmada caída de la calidad del semen patrio, cada vez se les complicará más la búsqueda de raíces asturianas, lo que podría ocasionar desasosiego y depresión en las redacciones.

Pero faltaríamos a la verdad si nos quedáramos con la impresión de que el madreñismo es un fenómeno exclusivo de Asturies. Baste como ejemplo para confirmar la pandemia global de esta búsqueda de raíces patrias el siguiente titular que he encontrado hoy mismo:


Sin lugar a dudas, este titular merece por derecho propio presidir la vitrina de los madreñismos sublimes (quizás en este caso merecería un nuevo nombre).

10 comentarios:

  1. Ja ja! Una vez más has conseguido que nos riamos. El final, sublime...Palabra de vasca

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  2. Si la cosa es crear alarma social, que es lo que les gusta a estos periodistas de pacotilla. Gaviotas, nutrias y ahora murciélagos, ¿Cual sera la próxima victima?

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  3. Fantástico artículo David, como todos los que sueles escribir. Si no fuese por tu blog no me enteraba de muchas cosas. Lo tuyo si es periodismo. Tú si que deberías escribir en muchos periodicos y no otras personas. Un saludo de un seguidor.

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  4. Muchas gracias, David. Eso de creerse que tu lugar de origen es mejor que el resto por la simple casualidad de que tú hayas nacido en él, o estés relacionado por parentesco familiar con él, es una buena muestra de lo garrulos e insustanciales que podemos llegar a ser.

    Un saludo.

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  5. Eres un crack David, que buena entrada. Por cierto, cuando nos hablarás sobre las dichosas minas de oro de Tapia y su explotación. Un abrazo

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    1. Hola José, lo de las minas lo tengo en mente, y da para mucho más que un artículo. Entre los supuestos ecologistas que se venden a la empresa para darle un barniz verde, a las excusas de la administración para seguir apoyando el proyecto a pesar de los 3 informes negativos de la confederación, pasando por todo lo que hay detrás de las minas de oro, hay para hablar mucho mucho.
      un abrazo

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  6. A que nos cierran las cuevas...
    Muy buena entrada, para relajarnos de los virus y las tarjetas negras.
    Saludos.

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  7. ¿Los mensajes que mandé te han llegado?
    Que ya han pasado un par de días...

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    1. Me imagino, se publicaron todos los que mandaste

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    2. Pero no estaban en esta entrada, al igual que los de los delfinarios tendrías que haberlos publicado en la entrada de Blackfish, porque luego no se puede seguir el hilo de la conversación porque no tienen nada que ver con el artículo.
      En cuanto a tus últimos mensajes no creo que haya mucho más que comentar. Ya te di todos los argumentos que creía oportuno y tu sigues empeñado en tratar de convencernos que las orcas viven mejor en cautividad que en libertad, así que no hay mucho más que hablar.
      un saludo

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