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miércoles, 24 de julio de 2019

Zifios en el Cantábrico. Zifio de Sowerby

Entre todas las especies de cetáceos que habitan en nuestros mares, los zifios son el grupo más desconocido. De hecho, hay algunas especies que solo se conocen por un par de registros de animales varados en las playas. Actualmente se reconocen 22 especies dentro de la familia Ziphiidae, lo que la convierte en la segunda familia más diversa dentro de los cetáceos después de la familia Delphinidae.


Los zifios son cetáceos de tamaño medio, con una longitud que oscila entre los 4 y los 12 metros de longitud, según la especie y que se caracterizan por la presencia de un hocico alargado que en el caso de los machos cuenta con dos dientes que usan en sus peleas por las hembras.

Macho de Zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) con el dorso cubierto de cicatrices

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Mortalidad masiva de crustáceos y conclusiones precipitadas

A finales de la semana pasada, entre el 14 y el 17 de noviembre, se produjo un acontecimiento insólito en la costa central asturiana. Millones de crustáceos, de la familia de los Anfípodos, llegaron moribundos a las playas de esta zona, depositandose en la orilla formando una mancha de color anaranjado de varios kilómetros de longitud. 

Aspecto de la playa de Xagó el 16/11/18

La aparición de estas manchas no pasó desapercibida y fueron muchos los que alertaron de su presencia, no tardando en aparecer varios artículos en la prensa regional en los que como suele ser habitual se sacaban conclusiones precipitadas, sin ni siquiera haber analizado las muestras, ni las condiciones ambientales que habrían podido ocasionar este fenómeno.

 
Vídeo grabado el 16/11/18 en la playa de Xagó (Asturias)


En dichos artículos, se decía que después de haber consultado al CEPESMA, se descartaba un episodio de contaminación química porque en palabras de su presidente "recogimos muestras en diferentes zonas y vimos que los ejemplares están en buen estado, se mantienen vivos varias horas". Asimismo, y después de esa observación, se afirmaba que la presencia de estas manchas se debía a "una alteración térmica y una corriente marina que los dispersó muy cerca de la costa hasta que terminan varando y mueren porque se quedan sin agua en seco". También se afirmaba que la mancha de crustáceos se extendía desde Galicia hasta el oriente de Asturias, habiéndose localizado manchas similares en varias playas de Tapia de Casariego, mientras en las redes sociales se colgaban fotografías en las que supuestamente se apreciaban esos depósitos de crustáceos en dichas playas tapiegas.

sábado, 10 de febrero de 2018

Vete a ver la ballena

El 11 de octubre de 1895, el vapor Sultán se encontró una ballena muerta a 20 millas del puerto de Gijón y decidieron remolcarla hasta los muelles. Tras informar a las autoridades, estas resolvieron que el enorme animal fuera trasladado a una pequeña cala situada cerca de la playa del Rinconín, donde gracias al trabajo de varias parejas de bueyes y con la ayuda de la marea, quedó depositada en la orilla. 

Rorcual en Gijón (1895). Fotografía de Marcos Arguelles

Se trataba de un rorcual común de 21 metros de longitud y que tal como se narraba en el artículo publicado en el diario El Comercio el 15 de octubre de ese año, recogido en el blog Gijón en el Recuerdo, "convirtió la ería del Piles y las inmediaciones en donde se halla varada la ballena, en verdadera romería, con sus barracas y bailes correspondientes". Miles de personas se acercaron a ver el espectáculo del enorme cetáceo varado, y de los trabajos que se realizaron para extraer del cadáver más de 30 pipas de aceite y grasa (unos 12.000 litros), que eran muy estimadas tanto para uso doméstico como para la industria. 

miércoles, 29 de marzo de 2017

Nutrias marinas

La nutria (Lutra lutra) es un mustélido que se distribuye por la región paleártica, y que en la Península ibérica era una especie muy frecuente hasta mediados del siglo XX. A partir de los años 50 del siglo pasado, la nutria sufrió un proceso de regresión que tuvo como consecuencia su extinción en numerosos lugares donde antes era abundante. Se han citado varias causas que podrían explicar esta situación, entre las que destacan la caza, la disminución de los recursos alimenticios, la destrucción del hábitat y la contaminación. Esta última causa parece que ha sido la más importante, tanto en nuestro país como en el resto de Europa, ya que en los análisis de los tejidos de varios ejemplares se encontraron valores muy elevados de compuestos organoclorados y pesticidas como el DDT (López-Martín y Ruiz-Olmo, 1996. 

A partir de finales de los años 80 del siglo XX, la nutria empezó a recuperarse y a ocupar muchos de los lugares de donde había desaparecido, y todo parece indicar que esta recuperación se debió sobre todo a la reducción de los productos contaminantes en la biosfera, y su presencia en los tejidos de las nutrias se redujo drásticamente (Ruiz-Olmo & Delibes, 1998).


Las nutrias son animales ligados a los ambientes acuáticos, desde la costa hasta la alta montaña. Aunque es más frecuente en hábitats dulceacuícolas, como ríos, lagos, marismas o embalses, en el Atlántico y en el Cantábrico ocupan también la franja litoral, pudiendo adentrase en la mar (Romero et al., 2008). 

martes, 27 de septiembre de 2016

Aves marinas y delfines mulares en el Cantábrico

El pasado sábado, 24 de septiembre salimos en barco desde Gijón hasta el borde del cantil, a unas 30 millas de costa. Era mi primera salida pelágica de esta temporada y las condiciones eran perfectas para la observación de aves marinas y cetáceos, con viento del suroeste y una ligera marejadilla que fue calmando a medida que avanzó la jornada. 


A pesar de las buenas condiciones tanto la variedad de especies como la cantidad de ejemplares fue mucho menor de la que esperábamos. Poco después de salir vimos los primeros alcatraces, que pasaban en migración cerca de la costa. A medida que nos alejábamos su número se redujo y solo volvimos a verlos en buen número cuando regresamos a puerto.

miércoles, 17 de junio de 2015

Tiburón peregrino en Asturies

Los tiburones son unos de los animales más fascinantes de nuestro planeta, entre otras cosas porque llevan nadando en los océanos desde hace mas de 450 millones de años. Actualmente se han identificado 465 especies, que han permanecido casi inalteradas desde los últimos 100 millones de años, cuando los dinosaurios reinaban en tierra firme. 

Entre todas las especies de tiburones, las más conocidas son las especies depredadoras, aquellas que ocupan la cúspide de la pirámide ecológica de nuestros mares. La mayoría de ellas son inofensivas o al menos poco peligrosas para el ser humano ya que su dieta se compone básicamente de peces. Algunas de esas especies, como la tintorera o tiburón azul (Prionace glauca), una de las especies más bonitas de esta familia, es frecuente en el Cantábrico donde hemos tenido oportunidad de grabarla hace unos años.


Pero además de tiburones depredadores, hay otras especies que se alimentan de zooplancton y en menor medida de pequeños peces. En este caso, estos tiburones capturan sus pequeñas presas por filtración, para lo que abren su boca mientras nadan, quedando el alimento atrapado mientras el agua sale por sus branquias. Entre estas especies de tiburones filtradores destacan el Tiburón ballena (Rhincodon typus), que puede alcanzar los 12 metros de longitud, lo que lo convierte en el pez más grande del mundo, y el Tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), que suele medir entre 6 y 8 metros de longitud, aunque se han registrado ejemplares aún más grandes.

Mientras que el tiburón ballena es una especie que habita en los mares tropicales con aguas cálidas, el tiburón peregrino prefiere las aguas frías del Atlántico Norte y el Pacífico con una temperatura entre los 8 y los 15ºC. El tiburón peregrino es una especie migradora y que no es raro que aparezca cerca de la costa. El gran tamaño de esta especie y su facilidad para capturarlo, al tratarse una especie muy tranquila y que pasa gran parte del tiempo en superficie, lo ha convertido en una pieza muy codiciada por los pescadores, lo que llevó a esta especie al borde de la extinción. Actualmente la legislación de muchos países lo protege, lo que no impide que aún hoy muchos ejemplares sean capturados.

La noticia del día de ayer fue la aparición de un tiburón peregrino de unos 2 metros y medio de longitud en la playa de Salinas (Castrillón). Sobre las 7 de la tarde me avisó Daniel Lopez Velasco de su presencia muy cerca de la orilla y me comentó que aparentemente estaba sano y nadaba sin problemas, aunque al principio se pensó que podría tener algún aparejo enganchado. Aproveché para avisar a Jorge Chachero para que intentara grabarlo, y el resultado es este que podéis ver aquí:


No hace falta decir que la presencia de este tiburón causó la alarma entre la gente que se encontraba en la playa en ese momento y que incluso se llegó a izar la bandera roja. Desgraciadamente, para la mayoría de las personas, la palabra tiburón sigue asociándose al terror y la muerte, aunque como ya he comentado los accidentes provocados por los tiburones son muy escasos, muchísimo menos frecuentes que los provocados por las abejas e infinitamente menores que los producidos por los animales domésticos.

En el caso del tiburón peregrino, las alarmas son aún más infundadas, ya se trata de una especie que se alimenta de plancton y que además tiene un comportamiento muy tranquilo. Solo nos queda deseararle suerte y esperar a que no muera atrapado accidentalmente en uno de los muchos aparejos que rodean nuestras costas.

jueves, 12 de febrero de 2015

La Iglesiona de Vidíu, la cueva marina más espectacular de Asturies

El Cabu Vidíu, en Ouviñana, es uno de los lugares más impresionantes de la costa asturiana. Sus acantilados verticales de más de 80 metros de altura solo son superados por los del Cabu Peñes, aunque en belleza no tienen nada que envidiar a los del cabo gozoniego. 


La cara este del cabo es la más espectacular de todas y es en ella donde los acantilados formados por estratos de cuarcitas y pizarras alcanzan la mayor altura y verticalidad. En estos acantilados se asentó una de las últimas colonias de Arao común (Uria aalge) de la Península ibérica, desapareciendo como reproductor a mediados del siglo pasado. Actualmente, las gaviotas patiamarillas (Larus michaellis) y los Cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis) son los únicos representantes de la avifauna marina reproductora del lugar. Al norte, separado por un pequeño canal, se encuentra el Horrión del Cabu, un islote de unos 30 metros de altura que algunos estudios apuntan a que podría tener su origen en el desprendimiento de una gran roca del mismo cabo.


La cara oeste del Cabu Vidíu es menos vertical y cae directamente sobre la playa de Peñadoria. En el extremo del cabo se edificó un faro entre 1948 y 1950, que fue el último faro construido en Asturies y uno de los últimos que se edificaron en España.

Pero aparte de la gran belleza del cabo y de las vistas desde el mismo, uno de sus mayores atractivos se esconde en sus entrañas, pasando desapercibido para la gran mayoría de la gente que visita este lugar. Justo debajo del faro se encuentra una de las mayores y más espectaculares cuevas marinas de la costa asturiana, la Iglesiona, que abre una de sus tres bocas, la de mayor tamaño, hacia el norte, por lo que solo es visible desde la mar.

Rafa Busta en la playa de la Iglesiona

Para acceder a la cueva desde tierra hay que descender por el acantilado de la cara oeste siguiendo un camino estrecho y empinado que al final tiene un desplome de un par de metros. Hace un par de días, visitamos esta cueva con un guía de excepción, Alfonso, de Cai Milio, un enamorado de la zona y gran conocedor de este increíble lugar, y con Félix, que con ayuda de unas cuerdas hicieron mucho más sencillo el descenso. Como íbamos a grabar un nuevo capítulo para el programa de la Mar, que empezará a emitirse en un par de semanas en la RTPA, tuvimos que bajar un generador por el acantilado, lo que no fue una tarea fácil, pero como podréis ver en las imágenes, el esfuerzo mereció la pena.


La entrada a la cueva se hace por una pequeña boca que queda descubierta en marea baja. Tras pasar un pequeño túnel, la cavidad se abre para dejarnos ver la impresionante cúpula circular que se alza hasta los 40 metros de altura.


Como ya he comentado, para visitar la cueva hay que acceder en marea baja y a poder ser con la mar en calma, ya que está muy expuesta y durante las marejadas, la mar atraviesa la cueva de un lado a otro por lo que puede resultar muy peligrosa.


Hacia el oeste, una de las tres entradas de la cueva se abre para dejar ver parte de la costa occidental de la costa de Cuideiru y al fondo las sierras costeras del concejo de Valdés.

Después de que Alfonso nos comentara los secretos de la Iglesiona e hiciera sonar la caracola con la que hace años los marineros alertaban a los barcos en los días de niebla, llegaba la hora de marcharse. La marea estaba subiendo y la cueva se cerraría hasta la siguiente bajamar.

Por supuesto, no hay que olvidar que siempre que se va a la mar, siempre que se baja por un acantilado, siempre que se depende de la marea para entrar o salir, hay que tener mucho cuidado y mucho respeto porque un mal paso o perder la noción del tiempo, puede acabar siendo muy peligroso. En este caso, nunca hay que bajar solo, siempre hay que bajar acompañado y a poder ser de alguien que conozca la zona. Tampoco hay que fiarse de las cuerdas y cabos que pueden llevar mucho tiempo colocados y en cualquier momento se pueden romper. No hacer caso de estos consejos puede dar lugar accidentes, y por desgracia no es algo inusual, como podéis ver en aquí.

En ESTE ENLACE podéis ver el programa que grabamos ese día, y que dedicamos a la zona de la costa de Cuideiru empezando por Nuveana visitando la Iglesiona y recorriendo otras zonas próximas.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.