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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Rapaces y córvidos


Los córvidos suelen ser una presa frecuente de numerosas aves rapaces. Cornejas, urracas y chovas suelen formar parte del menú de los halcones peregrinos o los azores, siendo estos últimos unos de sus mayores depredadores. Los córvidos lo saben y no dudan en mostrar su hostilidad hacia ellas nada mas que se percatan de su presencia, ya sea mientras están volando como cuando están posadas descansando.

Los córvidos son aves muy inteligentes, y varios experimentos han confirmado que son incluso más inteligentes que la mayoría de los mamíferos, incluidos los perros. Además tienen un elaborado comportamiento social y son capaces de colaborar para defenderse de los depredadores.

En la foto de esta entrada podéis ver como un par de cornejas (Corvus corone)* acosan a una Águila real adulta (Aquila chrysaetos) que a pesar de su mayor tamaño y fuerza tuvo que ceder ante sus pasadas y alejarse volando.

NOTA: *tenemos alguna discrepancia con la especie, porque podría tratarse de cuervos y no de cornejas. Haced click en la foto para verla a mayor tamaño.

miércoles, 2 de marzo de 2011

El enigma de las grajas de León


Las graja (Corvus frugilegus) es una especie de córvido muy abundante en el norte y centro de Europa, con una población total que podría llegar a los14 millones de parejas nidificantes según algunos autores. Esta aparente abundancia contrasta con lo que ocurre en el sur de Europa, y concretamente en los países mediterráneos, donde esta especie está practicamente ausente. En la Península Ibérica tan sólo aparece en el SE de León, donde se localiza una pequeña población nidificante de unas 2000 parejas.

 Distribución de la Graja en España según el último atlas de nidificantes

El origen de esta población de grajas sigue siendo un enigma ya que no se tuvo noticias de su presencia hasta mediados del siglo pasado, cuando José Antonio Valverde descubrió las primeras colonias en las riberas del Órbigo, donde llegó a contar 160 nidos. Este hecho no descarta que la graja ya estuviera presente desde hace mucho mas tiempo sin que nadie se hubiera percatado de ello. Una de las hipótesis mas probables para explicar la presencia de esta especie de córvido es que se trate del último reducto de una población que hace siglos se encontraba mas ampliamente distrribuida. Quizás tras la última glaciación las grajas se habrían desplazado hacia el sur en busca de climas más benignos y al retirase los hielos, unas cuantas parejas se hubieran quedado aquí, dando lugar a la población actual.

Lo cierto es que aun no se conoce a ciencia cierta el origen de esta población y son varios los ornitólogos y científicos que siguen trabajando para intentar desvelar el misterio. El Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA) hace varios años que está llevando a cabo un proyecto para estudiar está especie, en su página web podréis encontrar toda la información sobre el mismo.


El pasado sábado mientras pasábamos con el coche por el pueblo de Villadangos del Páramo, hicimos una parada para ver una de las colonias de esta población que se asienta en un pequeño bosquete de chopos a la entrada del pueblo. Las aves ya habían empezado a reparar los nidos viejos y a construir los nuevos.

Desgraciadamente para las grajas, estos córvidos no suele tener muy buena prensa entre la población local, ya que a menudo talan las choperas durante la reproducción arruinando la cría. Aun recuerdo la primera vez que vi una colonia de esta especie, hace mas de 20 años en la localidad leonesa de Cembranos. Allí se asentaba la mayor colonia de grajas en aquella época pero desapareció pocos años después cuando la chopera en la que se asentaba fue talada a matarrasa.

martes, 24 de febrero de 2009

¿Y tú quien eres?


Las relaciones entre animales de distintas especies no siempre son fáciles de interpretar. Parece fácil de entender que unos animales se coman a otros para sobrevivir, o que ataquen a aquellos que puedan poner en peligro a sus crías, o que se defiendan si son atacados. Lo que no resulta tan sencillo es que algunas especies se ataquen entre sí sin un motivo aparente, en una reacción que podría interpretarse como odio, si no fuera porque el odio es un sentimiento exclusivamente humano o provocado por el hombre. En la naturaleza sería absurdo gastar energías en algo que no reporta ningún beneficio, ya se sabe que la energía ni se crea ni se destruye, pero es muy costosa de conseguir como para desperdiciarla caprichosamente.
Uno de esos casos difíciles de explicar es el aparente odio que existe entre las rapaces nocturnas y las rapaces diurnas, que se muestran extremadamente violentas entre sí, llegando a matarse en algunas ocasiones. Las rapaces diurnas y nocturnas ocupan un nicho trófico similar y por eso compiten entre sí, lo que podría explicar que se ataquen entre ellas para defender sus recursos.
Otro de estos casos de aparente odio visceral es el que ocurre entre los córvidos y las rapaces nocturnas.
Hoy mismo, en la Ría de la Villa había un mochuelo (Athene noctua), que aunque parezca una incongruencia es una rapaz nocturna de hábitos diurnos, que oteaba pacientemente en su posadero a la espera de un ratón para desayunar cuando una urraca (Pica pica) se posó bajo él. Se estuvieron mirando entre ellos durante más de 5 minutos, como si se estuvieran examinando y sin saber muy bien que hacer. Poco después la urraca se marchó y allí se quedó el mochuelo, a fin de cuentas, él había llegado primero.