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viernes, 11 de diciembre de 2015

Bailando al atardecer

No es la primera vez que os hablo de los estorninos en el blog, y seguramente no será la última. Acostumbrados como estamos a ver imágenes espectaculares y documentales de fauna exótica de países lejanos a los que la mayoría de nosotros nunca llegaremos a ir, no nos damos cuenta de que muy cerca, incluso dentro de nuestras ciudades y pueblos, podemos disfrutar de espectáculos naturales increíbles que competirían con cualquiera de esas imágenes que vemos en la televisión.

Y uno de esos espectáculos es el que nos ofrecen los estorninos, que al ponerse el sol aparecen por todas las direcciones, concentrándose en grupos de muchos miles de ejemplares hasta que finalmente se posan en los árboles a pasar la noche. 


Desde que llegan los primeros, normalmente en pequeñas bandadas, poco a poco se van uniendo más y más aves, formando concentraciones inmensas que vuelan sobre nuestras cabezas hasta cubrir el completamente el cielo. Da incluso la impresión de que disfrutan mientras se mueven de un lado a otro sin rumbo.


Pero de repente y sin motivo aparente, el bando que se encontraba disperso se empieza a concentrar en grupos densos y comienzan a bailar en el aire haciendo figuras asombrosas y espectaculares, que se forman y desaparecen con rapidez. 


Estas formaciones no son un espectáculo gratuito. Si nos fijamos bien, un punto de mayor tamaño se mueve hacia ellas haciendo que cambien de sentido a cada segundo, abriéndose y cerrándose a su paso. Esa figura que ha aparecido de repente es un halcón peregrino que intenta buscarse la cena entre alguno de los bailarines. 


La estrategia de los estorninos, repetida por otras muchos aves gregarias e incluso peces e insectos, es la de evitar que el depredador pueda fijar su atención en un solo pájaro y aislarlo del grupo, lo que lo convertiría en una presa fácil. A cada movimiento del halcón, los estorninos se agrupan y se separan. Con cada pasada, el grupo se abre y se cierra para impedir que consiga su objetivo. Pero tras varios intentos el halcón conseguirá su objetivo, y uno de los pájaros, el más débil, el menos coordinado con el resto o el más nervioso, se separará del grupo y caerá en sus garras.


Este año, los estorninos han abandonado el dormidero de que tenían en la zona del hospital y se han mudado al centro de Oviedo, al parque de San Francisco. Todas las tardes, aparecen tras la silueta de la catedral para dormir en los árboles de este parque urbano.



Y todas las tardes son muchos los que se acercan a verlos. Personas de todas las edades, desde niños a a ancianos se quedan boquiabiertos viendo a estos pájaros volar sobre sus cabezas. Y tengo que admitir que me han sorprendido muchos de sus comentarios, ya que la gran mayoría de la gente no protestaba por el ruido o por la elevada probabilidad de acabar cubierto de sus excrementos, sino que comentaba el espectáculo y alguno decía que solo faltaba la música de Strauss para que fuera perfecto, asumiendo esas molestias como un mal menor que valía la pena pagar.


Una vez pasado el peligro, cuando ya se han encendido las farolas, los estorninos se posan en los árboles y mientras va cayendo la noche se les escucha cada vez más fuerte, como si estuvieran contándose todo lo ocurrido durante el día. La mayoría han llegado a salvo después del ataque del halcón y hay que celebrarlo.


Esta mañana, antes de amanecer, quedé con mi amigo Luis para intentar fotografiarlos cuando se marcharan, como todas las mañanas, y se dispersaran por los alrededores para alimentarse. En un árbol cerca de la ventana de su casa, un grupo de unos 200 estorninos se acababan de despertar. Fueron subiendo por las ramas hasta llegar a la copa del árbol y de repente, sin aviso, salieron volando para reunirse con el resto de los grupos que dormían en otros árboles cercanos. 


Por la mañana no se andan con rodeos, y después de un par de minutos, el grupo abandonó el parque formando una línea de casi un kilómetro de longitud hasta perderse de vista. Como veis en la foto, a las 8:30h cuando la claridad ya dejaba ver los edificios de la ciudad, el espectáculo llegó a su fin. 

Hasta que vuelva a caer la noche.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Pánico

Tener un dormidero de estorninos al lado de casa es un lujo, sobre todo porque a menos de 10 minutos de casa y puntuales como un reloj, representan una función diaria, totalmente gratis y sin tener que pagar el 21% del iva cultural.

Ayer al mediodía, con el cielo despejado y unas pocas nubes altas, el atardecer prometía, así que me decidí a cambiar el vídeo por las fotos y a intentar fotografiar la caza del halcón, que puntual como los estorninos los espera todas las tardes en un edificio cercano para asegurarse la cena.

A las 5 de la tarde ya estaba en el sitio y aún no se veía movimiento. Parce que los días lluviosos y nublados llegan antes. mientras que cuando las condiciones son buenas aprovechan hasta los últimos rayos de sol para seguir alimentándose. Cuando el sol ya se había puesto, el cielo se empezó a teñir de rosa y fue en ese momento cuando vi a lo lejos el primer bando que se acercaba volando alto.


Detrás de donde me había colocado pude escuchar al halcón peregrino, que justo en ese momento se dirigió volando rápidamente hacia el grupo. 


El bando permanecía relativamente disperso porque seguramente los estorninos aún no se habían percatado de la presencia del halcón. Después de una primera pasada, el ave rapaz cambió de estrategia y rodeo el grupo para atacarlos por arriba.


Fue en ese momento cuando se desató el pánico entre los estorninos, y tal como se puede apreciar en la fotografía anterior, justo en la zona donde se produjo el ataque, las aves se empezaron a compactar y comenzó el baile. El halcón estuvo dando varias pasadas sin éxito en las que no consiguió atrapar a ninguno de ellos. Era cuestión de tiempo para que fijara la atención en alguno, seguramente el que volara de manera distinta o el que presa del pánico se separara del grupo quedando al descubierto.


Y como lleva ocurriendo todas las tardes desde hace un par de meses, finalmente el halcón se salió con la suya y consiguió atrapar a su presa. Una vez capturada se alejó con ella entre las garras para comerla en su posadero habitual.

Pero la cacería no había terminado, mientras el macho de halcón volaba con su víctima, la hembra, de mayor tamaño, cogió el relevo y empezó con las pasadas. A los pocos minutos capturó otro estornino, y al igual que hizo su pareja, se alejó con el para comérselo en un edificio cercano.


Por un momento volvió la calma al bando de estorninos. Las últimas luces aún teñían las nubes altas en el cielo y los estorninos, ahora más tranquilos, bajaron a los árboles para pasar la noche. No estaban todos, los halcones se habían cobrado el alquiler y mañana volverán a por mas. De todas formas, tratándose de un grupo de varios miles de individuos, la probabilidad de que alguno de ellos muriera el día siguiente seguía siendo muy baja.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Los depredadores, las presas y el efecto de confusión

Una de las tácticas más comunes en los animales para minimizar el riesgo de ser devorado por un depredador es agruparse y crear confusión en sus enemigos potenciales. Es mucho más fácil fijar la atención en un individuo solitario que en un individuo dentro de un grupo, por eso muchos animales se agregan formando asociaciones, en ocasiones de miles o millones de ejemplares, con este fin. Y esta estrategia ha surgido muchas veces a lo largo de la evolución, y se puede observar en animales tan distanciados filogenéticamente como las aves o los peces.


Normalmente, si vemos estas agrupaciones, como ocurre con los "bailes" de los estorninos poco antes de llegar al dormidero, no entenderemos muy bien lo que ocurre a no ser que nos fijemos en todos los detalles. En primera de las tres fotos anteriores se observa a un grupo de varios miles de estorninos llegando al dormidero. En este caso, la estructura del bando es dispersa y los estorninos permanecen relativamente separados unos de otros, por lo que sería relativamente sencillo fijar la atención sobre uno de ellos y atacarlo.

En las dos fotografías siguientes, por el contrario, las aves se agrupan en masas compactas que se mueven sincrónicamente, e incluso para nosotros es más complicado fijar la atención en un sólo punto. El tiempo que separa el primero del siguiente fotograma es de tan solo unos segundos, y sólo ha bastado una pequeña señal para que se produjera ese cambio en el comportamiento de todo el grupo. ¿Pero que ha pasado?


Si observáis la imagen anterior, dentro del círculo rojo aparece un punto de mayor tamaño, que es el que ha hecho que el grupo antes disperso se separe en dos grupos que a su vez se empiezan a compactar. Se trata de un halcón peregrino (Falco peregrinus) que trata de atrapar a uno de los estorninos, lo que provoca una reacción en cadena en todo el bando.

Este comportamiento ha sido estudiado en varias ocasiones debido a las posibles implicaciones en el origen de la evolución de la cooperación y el comportamiento social. En un trabajo publicado recientemente, se comprobó que la confusión en los depredadores proporciona una presión de selección suficiente para generar un comportamiento de agrupamiento en las presas (Olson et al., 2013). 


Pero no sólo eso, sino que la tasa de consumo de los depredadores disminuye a medida que aumenta la densidad de las presas, o sea, a medida que el grupo se hace más compacto. En la gráfica anterior (Olson et al., 2013), los círculos negros y la línea continua representan el número de presas consumidas por el depredador a medida que aumenta el tamaño del grupo si el mismo se cohesiona y se compacta, mientras que los tríangulos grises representan la tasa de consumo si los individuos que del bando no se cohesionan.

En los vídeos siguientes se puede observar una simulación hecha por ordenador en la que se aprecia perfectamente este resultado. En el primer vídeo se ve a un depredador (punto rojo) persiguiendo y atrapando a las presas (puntos blancos) en un grupo sin cohesionar. En el segundo, por el contrario, se observa como el depredador captura muchas menos presas si el grupo se compacta tras el ataque del depredador.




La primera pregunta que nos surge al observar este comportamiento, en el que no olvidemos que pueden estar implicados varios miles o incluso millones de individuos, es cómo son capaces de moverse sincronizadamente sin chocar unos con otros y cómo consiguen cambiar de dirección con esa rapidez. Lo que se ha comprobado es que en este tipo de agrupamientos no hay un líder que dirige al grupo, sino que se trata de un sistema descentralizado en el que el movimiento se crea por la interacción de todos los individuos entre sí. En un trabajo realizado con estorninos y publicado hace unos años (Ballerini et al., 2007) se comprobó que los pájaros no estaban afectados por el movimiento del todas los miembros del grupo, sino que sólo les afectaba el movimiento de los seis estorninos más cercanos a ellos. Por eso, cuando se produce el ataque de un depredador sobre un ave, su reacción afecta secuencialmente a todo el grupo.

En el siguiente vídeo, del que se han extraído los fotogramas que he puesto al principio de este artículo, se puede observar como se produce este comportamiento en condiciones naturales. Si os fijáis, en el minuto 1:00 y en el 1:23 se puede ver como se acerca el halcón, lo que desencadena el cambio de comportamiento en el grupo.



En el caso de los peces, el mecanismo es exactamente el mismo, y tal como se aprecia en el siguiente vídeo, en el que un grupo de tiburones intenta depredar sobre un banco de peces, cuanto más compacto es el grupo, más difícil resulta para los depredadores fijar la atención sobre una presa individual.



Asimismo, al final del vídeo se puede observar como un depredador oportunista, en este caso una garza, ataca y captura con éxito al único pez del grupo que se había quedado aislado del resto.

Referencias
- Ballerini, M., Cabibbo, N., Candelier, R., Cavagna, A., Cisbani, E., Giardina, I., Lecomte, V., Orlandi, A., Parisi, G., Procaccini, A., Viale, M., & Zdravkovic, V. (2008). From the Cover: Interaction ruling animal collective behavior depends on topological rather than metric distance: Evidence from a field study Proceedings of the National Academy of Sciences, 105 (4), 1232-1237 DOI: 10.1073/pnas.0711437105
Olson RS, Hintze A, Dyer FC, Knoester DB & Adami C (2013) Predator confusion is sufficient to evolve swarming behaviour. Journal Royal Society Interface 10: 20130305. http://dx.doi.org/10.1098/rsif.2013.0305