Mostrando entradas con la etiqueta incendios forestales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta incendios forestales. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de enero de 2022

Los "indecentes" que queman el monte

Tras una semana de viento sur, y como siempre ocurre en Asturias y Cantabria, los amigos de la cerilla, los de siempre, han aprovechado para quemar el monte. Y no han descansado. Ayer mismo, 93 incendios en 31 municipios asturianos y subiendo.

Y ayer mismo, los de siempre, aparecen diciendo que ellos no han sido, que han sido otros y pidiendo más quemas controladas. El presidente del Principado ha aprovechado para salir de su cáscara para llamar indecentes a los que han encendido la llama. Pues no es mala idea repasar de nuevo dónde nace la indecencia de todo esto.

Señor Barbón, lo que es indecente es que con el apoyo del resto de grupos del parlamento asturiano (salvo Podemos) hayan modificado la Ley de Montes, eliminado los acotamientos, que prohibían el pastoreo en los terrenos quemados y que lo haya hecho en contra del criterio de la Fiscalía. Esa derogación ha hecho que los incendios forestales INTENCIONADOS aumentaran exponencialmente en los años siguientes como consecuencia directa de esa medida. 


Lo que es indecente es que su gobierno haya cedido al chantaje de los que queman el monte, ya que por mucho que el portavoz de la plataforma Asturias Ganadera "rechace que sean obras de los ganaderos" tanto la Fiscalía, como la Guardia Civil, confirman que mas del 80% de esos incendios se provocan para obtener pastos para el ganado. Es indignante, señor Barbón, que ahora se haga el ofendido pero no tenga el coraje de nombrar a los culpables, sabiendo perfectamente quienes son.

Es indecente que esta gente se permita chantajear a un gobierno con este tipo de declaraciones, pero más indecente aún es que  con toda seguridad su gobierno volverá a ceder a su chantaje.

Lo que es indecente es que su gobierno haya puesto todas las trabas posibles para que los responsables de investigar estos delitos puedan hacer su trabajo. Léase la última memoria anual de la Fiscalia de Medio Ambiente donde lo dice explícitamente.

Lo que es indecente es que ni usted ni nadie de su gobierno vayan a tener ninguna responsabilidad por su negligencia y por permitir, por activa y por pasiva, que todos los años suceda lo mismo y que no hagan absolutamente nada por evitarlo, salvo las lágrimas de cocodrilo que ahora suelta y que son tan falsas como el Paraíso Natural que ya casi nadie se cree.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Sol rojo e incendios forestales

El color de la luz que perciben nuestros ojos depende en gran medida de los fenómenos atmosféricos y varia según la hora del día y la posición que ocupe el sol en el firmamento y también de las condiciones particulares de cada momento. Ayer, poco antes del ocaso, el sol  se tiño de un intenso color rojo, tan intenso que parecía irreal, mucho más fuerte del que podemos ver en un ocaso normal.

Sol rojo, al fondo el Cabo Busto (Valdés, Asturias)

Durante toda la tarde, una bruma muy densa de un color anaranjado pálido cubría gran parte del horizonte y esas condiciones tenían mucho que ver con el extraño color del sol.

Que el sol se ponga anaranjado o rojizo en el momento del ocaso tiene una explicación física relacionada con las propiedades de la luz y que se conoce como dispersión de Rayleigh. Los rayos solares interaccionan con la atmósfera y con las numerosas partículas y aerosoles que se encuentran en ella. La luz visible que procede del sol comprende solo una parte del espectro electromagnético que tiene distintas longitudes de onda, que asociamos a los distintos colores que percibimos. Las longitudes de onda más cortas corresponden a los violetas y azules, mientras que las longitudes de onda más largas corresponden a los naranjas y violetas. De esta forma, cuando la luz penetra en la atmósfera estas ondas pueden ser reflejadas, dispersadas o refractadas.

Dispersión de Rayleigh (Tomado de Meteoclim

En el momento de la puesta de sol la luz atraviesa más cantidad de atmósfera que cuando está en el cenit y por lo tanto, las longitudes de onda más cortas (azules) se dispersarán más al chocar con un mayor número de partículas suspendidas en ella. Por el contrario, las luces cálidas (rojas y anaranjadas) al tener mayor longitud de onda se dispersaran menos y por eso llegarán en mayor cantidad a nuestra retina. 

Cuantas más partículas haya en suspensión en la atmósfera, más rojizo se verá el sol. Pero la densidad de esas partículas puede variar dependiendo de las circunstancias particulares de cada momento y pueden ser de varios tipos: aerosoles naturales, arena del desierto arrastrada por el viento, contaminación o cenizas procedentes de una erupción volcánica o por un gran incendio.

En el caso del sol rojizo de ayer, poco antes de tomar esta fotografía, se veía una densa calima sobre el mar, muy distinta a las frecuentes nieblas que suelen aparecer después de un día de fuerte calor y elevada humedad. No sería extraño que el origen de esa calima estuviera en los terribles incendios que asolan estos días Galicia, sobre todo Ourense y Lugo y que han sido arrastradas por los vientos de componente Oeste, pero también en el humo de los grandes incendios de California, llegado desde allí hasta Europa  arrastrado por la potente corriente de chorro que cruza el Atlántico.

martes, 25 de agosto de 2020

La incómoda investigación de los incendios forestales en Asturias

Estamos a finales de agosto, una época del año, junto a los meses de marzo y abril, en la que los incendios forestales son el pan nuestro de cada día. Unos incendios que en el caso de Asturias, y tal como han señalado en innumerables ocasiones los informes remitidos por la Guardia Civil y la Fiscalía de Medio Ambiente, tienen su principal origen en la quema de matorral para obtener pastos para el ganado. A pesar de estos informes, las políticas del Principado de Asturias, apoyadas por prácticamente todos los grupos de la oposición, han obviado los datos y han eliminado una de las pocas medidas que había resultado útil para reducir este tipo de incendios: acotar al pastoreo aquellos montes que habían sido quemados previamente. No hace falta ser demasiado perspicaz para entender que si se quitan los beneficios directos de una determinada acción, esa acción dejaría de tener sentido.

Tampoco hace falta ser demasiado avispado para darse cuenta de que una vez eliminados por ley los acotamientos al pastoreo, el número de incendios se iba a incrementar. Y así ocurrió. Y por enésima vez, la Fiscalía de Medio Ambiente volvió a defender los acotamientos, considerando que su eliminación,  aprobada por la Junta del Principado de Asturias  (con el apoyo de PP, PSOE, IU, Foro y Ciudadanos) había sido un grave error, ya que "contribuía de manera eficaz a la disminución de incendios provocados".

Y de nuevo, y como es habitual, el Principado de Asturias hizo caso omiso a estas advertencias y tanto gobierno como oposición (que para eso sí se ponen de acuerdo), negaron cualquier relación causa-efecto entre ambas situaciones, a pesar de la contundencia de las pruebas. Ya en el año 2017, cuando se aprobó esa medida, algunas voces díscolas del PSOE asturiano, afirmaron que No quedará un metro sin quemar por culpa de la reforma de la ley de Montes, lo que sin duda le valdría a José Antonio Mesa, alcalde de Allande, un tirón de orejas por saltarse el argumentario y una petición de prudencia por parte del PP de Allande, que le dijo que "no se puede culpar a los ganaderos de incendiarios ni a nadie sin pruebas". Se ve que tampoco se han leído, o más bien, lo han leído pero lo han ignorado, los sucesivos informes de la Fiscalía, colmados de pruebas y sentencias. 

Tras la eliminación de los acotamientos, el Gobierno asturiano parece haber dado con la solución para cambiar las estadísticas sobre el origen de los incendios: si no hay pruebas no hay sentencias, y por lo tanto no hay culpables. En Asturias existe un grupo de Agentes de Medio Natural que forman las Brigadas de Investigación de Incendios Forestales (BRIPAS), cuya misión es buscar las pruebas sobre el origen de los incendios y en el caso de que se confirme que han sido provocados, proporcionar la información necesaria para que se sentencie a los culpables según la legislación vigente. Las BRIPAS se crearon el 2 de julio de 2002 dentro de la desaparecida Consejería de Administraciones Públicas y Asuntos Europeos del Principado de Asturias. Y desde entonces, su trabajo ha sido ha sido elogiado por el Fiscal de Medio Ambiente de Asturias, siendo un referente para los Agentes Forestales y Medioambientales del resto del Estado, habiendo conseguido 86 sentencias condenatorias desde su existencia, y marcando un récord en 2014 al sentar en el banquillo a 14 incendiaros, con sentencias condenatorias para todos ellos. Baste recordar que antes de la creación de estas brigadas la media de sentencias anuales por estos delitos oscilaba entre 1 y 3 al año. Sin duda, y a la vista de los resultados, la labor de las BRIPAS debería ser motivo de orgullo por parte del Principado, que incluso debería reforzarlas para lograr que la impunidad sobre estos delitos fuera cosa del pasado. Pero sorprendentemente, y coincidiendo con la modificación de la ley de montes que eliminó los acotamientos, el Principado modificó sus atribuciones y dependencias orgánicas, de forma que a partir de ese momento dependerían tanto orgánica como funcionalmente del Servicio de Extinción (SEPA), cuando antes dependían orgánicamente de la de la Dirección General de Justicia e Interior. De esta forma, y tal como ha denunciado la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (AEAFMA),  esto "podría llegar a suponer la invalidación de pruebas en procedimientos judiciales de no quedar debidamente delimitadas sus actuaciones en esta materia" ya que "los mandos y resto de personal no cuentan con la condición de Policía Judicial que les ampare para intervenir ante ilícitos penales". 

En la memoria de la Fiscalía de Medio Ambiente del año pasado, se criticó con dureza este cambio de  atribuciones , ya que, tal como dice explicitamente en su informe, "la nueva labor de la BRIPAS se centra en la investigación de la causa, pero no en la averiguación de la autoría, con lo cual la mayoría de las denuncias acaban en sobreseimiento por falta de pruebas". Evidentemente, el Principado de Asturias no cambió de opinión y tal como ha hecho hasta ahora, ni ha vuelto a imponer los acotamientos ni ha devuelto a la BRIPAS a sus atribuciones originales, y el resultado es evidente, tras el sobreseimiento de varios casos por falta de pruebas. No deja de ser curioso que tras las críticas de la Fiscalía, la portavoz del ejecutivo asturiano dijera que el Principado "perseguirá con todo rigor a las personas que provoquen incendios forestales". Si ese rigor consiste en dejar libres de sanción a los incendiarios, no hay duda de que están siendo muy rigurosos.

Pero la confirmación del interés del gobierno asturiano en desmantelar la BRIPAS y con ello, de aumentar la impunidad de los incendiarios, ha ocurrido hace unos pocos días, cuando nos enteramos por la prensa de que el Principado de Asturias tiene previsto contratar el año que viene a investigadores privados para "localizar las causas del incendio". Resumiendo, que esos investigadores privados van a encargarse de realizar el trabajo que ya realizaban con éxito los 8 agentes de Medio Natural que forman parte de la BRIPAS, y lo que es más demencial, con 3 plazas vacantes que quedan por cubrir. Sin duda, una jugada perfecta que el presidente del Principado de Asturias debería explicar en el Parlamento asturiano.

A fin de cuentas, y tal como decía el ex-director de Política Forestal del Principado, Joaquín Arce, "los incendios forestales son a la sociedad asturiana como el narcotráfico a la sociedad mexicana o la colombiana, o como la corrupción a la clase política española, es decir, algo consustancial y asumido, aceptado y tapado por una parte importante de la sociedad, pese a lo que digan el sentido común, el Código Penal, la economía y la ciencia, lo que dificulta enormemente los esfuerzos para acabar con esas prácticas dañinas y delictivas", lo que hace que los incendios sean tapados y asumidos tanto por la sociedad asturiana, como por sus gobernantes. 

Mientras tanto, y ya que no interesa conseguir pruebas, seguiremos culpando de los incendios al viento, al calor y a la mala suerte, y mientras tanto los incendiarios seguirán campando a sus anchas. Como decía el otro, "viva el vino"