martes, 24 de febrero de 2009

¿Y tú quien eres?


Las relaciones entre animales de distintas especies no siempre son fáciles de interpretar. Parece fácil de entender que unos animales se coman a otros para sobrevivir, o que ataquen a aquellos que puedan poner en peligro a sus crías, o que se defiendan si son atacados. Lo que no resulta tan sencillo es que algunas especies se ataquen entre sí sin un motivo aparente, en una reacción que podría interpretarse como odio, si no fuera porque el odio es un sentimiento exclusivamente humano o provocado por el hombre. En la naturaleza sería absurdo gastar energías en algo que no reporta ningún beneficio, ya se sabe que la energía ni se crea ni se destruye, pero es muy costosa de conseguir como para desperdiciarla caprichosamente.
Uno de esos casos difíciles de explicar es el aparente odio que existe entre las rapaces nocturnas y las rapaces diurnas, que se muestran extremadamente violentas entre sí, llegando a matarse en algunas ocasiones. Las rapaces diurnas y nocturnas ocupan un nicho trófico similar y por eso compiten entre sí, lo que podría explicar que se ataquen entre ellas para defender sus recursos.
Otro de estos casos de aparente odio visceral es el que ocurre entre los córvidos y las rapaces nocturnas.
Hoy mismo, en la Ría de la Villa había un mochuelo (Athene noctua), que aunque parezca una incongruencia es una rapaz nocturna de hábitos diurnos, que oteaba pacientemente en su posadero a la espera de un ratón para desayunar cuando una urraca (Pica pica) se posó bajo él. Se estuvieron mirando entre ellos durante más de 5 minutos, como si se estuvieran examinando y sin saber muy bien que hacer. Poco después la urraca se marchó y allí se quedó el mochuelo, a fin de cuentas, él había llegado primero.

1 comentario:

  1. Precisamente una pregunta similar a la que planteas en el post me hacía yo esta semana viendo un documental de Las Galápagos en el que los lobos marinos se dedicaban a acosar a las pobres iguanas persiguiéndolas por el agua y mordisqueándoles las colas aparentemente por pura diversión al asegurar que las iguanas no eran presas de los lobos.

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