miércoles, 13 de octubre de 2021

La mariposa que tenía que existir

En 1862 un ejemplar de una orquídea de Madagascar con un larguísimo tubo donde se encontraba el néctar, llegó a las manos de Charles Darwin. Al verla, lo primero que le vino a la cabeza fue preguntarse por el insecto que sería capaz de chupar el nectar esa profundidad. Parecía obvio que si el néctar estaba en el fondo de ese tubo, "alguien" tendría que poder libarlo y se esa forma contribuir a polinizar esa flor. 

Unos años después, Wallace recibió otra orquídea de la misma especie y pronosticó que tendría que haber una polilla con una espiritrompa lo suficientemente larga para poder alcanzar el néctar. No solo especuló sobre la existencia de un insecto polinizador sino que predijo que ese insecto sería una polilla (una esfinge). Y escribió esta frase: "Se puede predecir con seguridad que tal polilla existe en Madagascar, y los naturalistas que visiten esa isla deberían buscarla con tanta confianza como los astrónomos buscaron el planeta Neptuno, y tendrán el mismo éxito".

Orquídea de Darwin (Angraecum sesquipedale)

El néctar de las flores tiene la misión de atraer a los polinizadores, que mientras se alimentan de él, se impregnan del polen que se encuentra en las anteras de la flor. De esta forma, cuando ese mismo insecto visite otra flor de la misma especie, el polen entrará en contacto con el estigma y se producirá la fecundación.

Uno de los problemas que puede surgir es que esas flores sean visitadas por insectos que no sean bienvenidos, por ejemplo los que se aprovechan del néctar pero debido a su forma de alimentarse o a su propia morfología, no sean demasiado eficientes a la hora de fecundar a la siguiente flor. Puede que no se impregnen correctamente del polen, o puede que al consumir el néctar estropeen la flor e impidan las visitas de otros polinizadores. 

Una manera de evitar esos inconvenientes es especializarse, o sea, tener unas estructuras florales que puedan ser aprovechadas por unas pocas especies de polinizadores que tengan unas estructuras que a la vez de ser eficientes para conseguir el néctar, también los sean para recoger el polén y fecundar a otras plantas de la misma especie. 

Por lo tanto, Darwin y Wallace sabían que si esa orquídea tenía ese tubo tan tan largo, necesariamente tendría que existir un insecto con unas estructuras tan sofisticadas que le permitieran acceder al néctar y a su vez polinizarla. No sería un insecto cualquiera que pudiera polinizar cualquir tipo de flor, tendría que ser uno muy especial.

Xanthopan praedicta con la espiritrompa estirada (Natural History Musseum)

Pasaron casi 40 años desde que Darwin y Wallace hicieran su pronóstico, pero finalmente se encontró ese insecto. Y tal como predijo Wallace, se trataba de una polilla con una larguísima espiritrompa, lo suficientemente larga para poder conseguir el tesoro que guardaba la orquídea. 

Ambas especies, la polilla y la orquídea, habían coevolucionado, o sea, habían evolucionado conjuntamente hasta depender completamente una de la otra, de forma que sólo esa especie de mariposa podría libar el néctar de esa especie de orquídea y sólo esa especie de orquídea podría alimentar a esa especie de mariposa.  

La coevolución entre especies distintas, que también recibe el nombre de "evolución concertada", fue definida por Daniel Janzen en 1980, que la explicó como un proceso de presión selectiva entre dos o más especies que da lugar a adaptaciones específicas recíprocas. Este proceso puede ocurrir entre muchas especies, frecuentemente se ha descrito para la simbiosis plantas-polinizadores, pero también puede ocurrir entre parásitos y huéspedes, entre depredadores y presas, etc. En estos dos últimos casos, la coevolución sería lo que se denomina una guerra de armamentos, en las que tanto unos como otros evolucionan por una parte para poder atacar a sus presas, y estas últimas evolucionan para poder defenderse de esos ataques.

En el caso de la orquidea Angraecum sesquipedale y la mariposa Xanthopan morgani, la coevolución las había hecho tan dependientes una de otra que el riesgo de competencia con otras especies sería nulo, pero el coste de esa relación tan perfecta sería muy elevado. Si una de las dos se extinguiera, la otra se extinguiría también.

NOTA: Aunque hasta ahora se pensaba que esta polilla era una subespecie de la especie Xanthopan morgani,  nuevos estudios la han separado como una especie por derecho propio, la Xanthopan praedicta, o sea, la esfinge predicha.


Referencias

- Janzen DH (1980) When is it coevolution. Evolution 34: 611-612.