viernes, 24 de junio de 2011

El beso de la muerte

Notonecta glauca succionando los fluidos corporales a una larva de efémeroptero

Estamos acostumbrados a ver documentales de grandes depredadores, de leones en la sabana africana cazando ñus y cebras, pero no solemos prestar atención a ese tipo de escenas cuando ocurren a nuestro alrededor, y sobre todo cuando los animales implicados no miden mas de unos pocos centímetros.

Unos de los hábitats mas salvajes y donde las relaciones entre depredadores y presas son mas intensas son las charcas temporales. A diferencia de las sabanas, las charcas son lugares donde todo transcurre a una gran velocidad, donde las comunidades animales y vegetales se desarrollan en unas pocas semanas y donde el principal objetivo de la mayoría de seres vivos es crecer y desarrollarse a la mayor velocidad posible para escapar antes de que desaparezca el agua.

En las charcas, los depredadores suelen ser insectos con grandes mandíbulas o con picos y aguijones especializados para inyectar enzimas y disolver los tejidos. Los nadadores de espalda (Notonecta glauca) son unos de esos depredadores, que cazan al acecho a otros insectos acuáticos e incluso a otros animales mucho mayores que ellos, como renacuajos o pequeños peces.


Pero si en la charca hay un depredador realmente temible, ese es el ditisco (Ditiscus sp.), y en particular su fase larvaria, con  sus enormes mandíbulas capaces de capturar casi cualquier cosa, y con una agresividad que hace que lleguen incluso a saltar fuera del agua para capturar sus presas. Las larvas de ditisco son cazadores visuales y sus seis ojos sencillos, son capacaces de detectar cualquier ligero movimiento en sus proximidades.

El cazador cazado

Ni siquiera las Notonectas están a salvo de este superdepredador. Afortunadamente para nosotros sólo mide unos 3 cm de longitud, porque sólo con verlo de cerca podemos hacernos una idea de en quién se inspiraron para crear muchos de los aliens y otros monstruos que pueblan las películas de terror.

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