martes, 26 de abril de 2016

La paradoja del verde: más árboles pero menos eficientes contra el cambio climático

Día tras día leemos noticias sobre la imparable deforestación que está teniendo lugar en muchas partes del planeta. Enormes extensiones de bosques, sobre todo tropicales, son taladas diariamente para abastecer a la industria maderera. En otros lugares, los bosques desparecen para dar paso a cultivos que proporcionan materias primas para los países occidentales. Un caso especialmente sangrante es el de los cultivos de aceite de palma, un ingrediente que está presente en muchos de los productos que consumimos diariamente sin que nos demos cuenta.

Deforestación en Borneo desde 1950 y simulación hasta 2020



Algunas zonas del sudeste asiático han visto desparecer la práctica totalidad de sus bosques en poco mas de 50 años por esta causa, lo que ha originado un desastre ecológico sin precedentes. Pero al mismo tiempo que esta imparable deforestación estaba teniendo lugar, la "superficie verde" ha aumentado significativamente en otras zonas del planeta, de hecho en el 40% de la Tierra, la biomasa verde ha incrementado su superficie y sólo en un 4% de las regiones el descenso ha sido significativo. Estos resultados se desprenden de un estudio publicado recientemente (Zhu et al, 2016) en el que se sugiere que debido al incremento de CO2 en la atmósfera como consecuencia de las emisiones producidas por el consumo de combustibles fósiles, las plantas han producido más hojas que a su vez han sido capaces de capturarlo y de esa forma reducir en parte la concentración de este gas de efecto invernadero.

Por otro lado, un aumento de la superficie ocupada por árboles no significa necesariamente que los efectos mitigadores sobre el cambio climático sean positivos. Durante las últimas décadas en Europa se han plantado más árboles que nunca, pero cantidad no significa calidad y de hecho, los últimos estudios han confirmado que las plantaciones forestales no sólo no contribuyen a frenar el cambio climático, sino que por las características de las mismas, el problema no ha hecho más que incrementarse.

El "eucalipto bondadoso" de ENCE

Esta aparente paradoja tiene una explicación evidente. Por una parte, el repetido mantra empleado por la industria papelera, como el caso de la empresa ENCE, que atribuye un papel benefactor de las plantaciones indiscriminadas de eucaliptos como sumideros de CO2 se viene abajo desde el momento en que al cortar esos árboles el carbono retenido vuelve a liberarse a la atmósfera, y por otra parte, el procesado de esa madera hasta convertirla en pasta de papel requiere de una gran cantidad de maquinaria que a su vez libera más CO2.

Pero el problema fundamental radica en las erróneas políticas forestales que se están llevando a cabo, en las que lo que se busca el mayor beneficio en el menos tiempo posible. En un artículo publicado hace un par de meses se afirmaba que las intensivas repoblaciones forestales que se han realizado en Europa no solo no habían servido para reducir los efectos del cambio climático, sino que los habían acentuado (Naudts et al, 2016).

Según este estudio, entre 1750 y 1850 los bosque autóctonos se eliminaron para ser sustituidos por cultivos destinados a la alimentación, pero a partir desde esa fecha, la mayoría de la superficie forestal eliminada se sustituyó por repoblaciones forestales, sobre todo coníferas (y sobre todo eucaliptos en el norte de la Península ibérica). El resultado fue que se produjo un incremento total de 633.000 km2 de coníferas, a expensas de los bosques de hoja caduca (que se redujeron en 436.000 km2). Actualmente el 85% de los bosques europeos están manejados, o sea, que son cortados y replantados.

¿Como afectan estas plantaciones al cambio climático?

Las intensivas plantaciones de coníferas en el norte de Europa han reducido el albedo (el porcentaje de radiación reflejado por una superficie respecto a la radiación que incide sobre la misma)en 0,01, o sea, que se absorbe un 1% más de radiación solar que hace 100 años. 

Cambios debidos a la sustitución de especies forestales: (A) cambio de temperatura debido a la cambios en las emisiones, (B) cambios en el albedo, (C) cambio de temperatura total y (D) correlación entre la temperatura inducida por la sustitución de las especies forestales y la inducida por los cambios en el uso de la tierra (Naudts et al, 2016). 

Según los análisis realizados, la sustitución de los bosques autóctonos por coníferas así como el manejo forestal de las plantaciones era el responsable de un aumento de 0,12 vatios en el balance de radiación en la capa superior de la atmósfera y de un aumento de 0,12 ºC en la temperatura de la capa límite superior de la atmósfera durante el verano debido sobre todo a la sustitución de las especies.

La conclusión de este trabajo es que las políticas de mitigación del cambio climático que se están tomando actualmente pueden ser un fracaso, a no ser que se empiece a asumir que no todas las especies de árboles y sobre todo, no todas las plantaciones contribuyen de igual forma. 

Sería necesario acometer una política forestal seria que dé la importancia que merecen los bosques autóctonos, no solo como medida para reducir el impacto del cambio climático sino para preservar la biodiversidad, tanto florística como faunística.

Para terminar, os recomendaría que os toméis un tiempo para ver este documental argentino sobre la problemática de las plantaciones de pinos y eucaliptos en Argentina, una situación casi idéntica a lo que está ocurriendo en la península ibérica y en otras muchas partes del mundo.


Referencias

- Naudts K, Chen Y, McGrath MJ, Ryder J,Valade A, Otto J,  Luyssaert S (2016) Europe’s forest management did not mitigate climate warming. Science 351: 597-599.
- Zhu Z et al. (2016) Greening of the Earth and its divers. Nature Climate Change DOI: 10.1038/NCLIMATE3004 

1 comentario:

  1. Hola David,

    Desde mi punto de vista en tu artículo hay una serie de imprecisiones y errores que me gustaría comentar.

    Dices: "...desde el momento en que al cortar esos árboles el carbono retenido vuelve a liberarse a la atmósfera..."

    Da la impresión de que el CO2 es como el alma del árbol que una vez talado abandona el tronco y se va a la atmósfera o al cielo de los árboles. Sin embargo, el CO2 quedará atrapado tanto tiempo como uso se le dé a la madera. Si ésta va para aserrío, el dióxido quedará atrapado en las tablas de muebles o en las estructuras de construcciones durante décadas como mínimo.
    Si va para celulosa, las fibras de este polímero son susceptibles de ser recicladas hasta para seis usos lo que puede conseguir retener el CO2 durante algunos años.

    Afirmas también: "...y por otra parte, el procesado de esa madera hasta convertirla en pasta de papel requiere de una gran cantidad de maquinaria que a su vez libera más CO2"

    Afirmación que, si bien es cierta, conviene precisar. En el proceso de una tonelada de papel se emite casi 1,5 kg de CO2, cantidad despreciable si estamos hablando de que los árboles necesarios para fabricar esa tonelada de papel han atrapado más de una tonelada de CO2 (esta sí que es una paradoja digna de analizarse).

    Y ya por último, me gustaría comentar que el eucalipto en Asturias comenzó a plantarse, por demanda de la minería, principalmente en fincas de particulares que estaban desprovistas de arbolado de ningún tipo (véase el bosquejo dasográfico de García Martino de 1862)
    http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000035454

    Y abusando un poco del espacio que me ofreces, también quiero invitar a la reflexión con lo siguiente:

    Partiendo de la base del respeto al arbolado autóctono y esforzándonos porque éste no sea sustituido por el eucalipto, nos encontramos con (¡otra paradoja!) que en un terreno agrícola, abandonado por falta de demanda, hay un recelo (cuando no una oposición) de carácter social y administrativo de que a ese terreno se le pueda dar un uso de plantación forestal, por ejemplo de tres turnos de corta (unos 45 años captando CO2). De hecho, la Administración puede denegar las solicitudes de los administrados. Y como antes decía, paradójicamente, el propietario no encuentra ninguna oposición si en ese terreno mete un tractor, echa litros de herbicidas y siembra maíz híbrido para alimento de esas factorías de metano (gas de efecto invernadero) que son las vacas. Ojo, esta última actuación no conlleva ninguna solicitud ni autorización administrativa, en todo caso puede ir acompañada de una subvención directa o indirecta a la ganadería.

    Un saludo.

    Salvador Álvarez García. Guarda del Medio Natural.

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