jueves, 28 de junio de 2012

Marea negra y responsabilidades


Dentro de cinco meses se cumplirán diez años del hundimiento del Prestige en las costas gallegas y de la posterior marea negra que llenó de fuel las costas del Atlántico y el Cantábrico. Hace un par de días, en Asturies se produjo otra marea negra, pero esta vez el barco estaba en tierra, más concretamente en la central térmica de Aboño, propiedad de Hidroeléctrica del Cantábrico. La rotura de una tubería provocó un vertido de fuel que la empresa cifra en 10.000 litros, pero lo más probable es que haya sido mucho mayor, ya que la propia administración regional no se atreve a dar cifras.


El fuel derramado se dispersó rápidamente hacia el litoral del concejo de Carreño debido a los vientos predominantes del nordeste y al día siguiente ya habían embadurnado siete kilómetros de costa, que aparecía llena de manchas pringosas y negras con un olor a combustible que se percibía desde lejos.



La flota de Candás ya está amarrada y las playas cerradas y ahora la mayor preocupación es que un cambio en la dirección del viento lleveel fuel hacia Xixón, pero por mucho que ahora vuelvan a tratar de minimizar el problema, aunque los políticos vuelvan a salir con los tópicos de siempre, el daño ya está hecho. Incluso hoy mismo, después de admitir que la empresa no se enteró de la avería en la térmica hasta pasada una hora, el director nacional del salvamento marítimo, nos comenta para aliviarnos que "las playas seguirán siendo magníficas", que recuerda a las "playas esplendorosas" del ex-ministro Trillo tras el accidente del Prestige. Parece que lo único que importa es el aspecto de las playas, mientras que el gravísimo daño ambiental que se ha producido y que tendrá efectos a largo plazo en toda la comunidad litoral no es preocupante. Por eso, la idea es limpiar rápido y meter la porquería debajo de la alfombra, que se olvide todo cuanto antes y que dejemos de hablar de estas cosas que alejan al turismo.

Afortunadamente para los que dirigen este cotarro, la memoria colectiva es muy frágil. Ya nadie se acuerda de los dispositivos de emergencia que se iban a poner en marcha después del accidente del Prestige, ni del doble casco, del puerto sucio, de las fragatas alejando a los barcos "peligrosos", de las leyes para evitar barcos con banderas de conveniencia en un estado deplorable. Barcos igual de peligrosos o más siguen pasando actualmente por nuestras aguas y sólo es cuestión de tiempo que se produzca un nuevo accidente. Y no nos engañemos, si se produjera volvería a pasar lo mismo que entonces.


Tan sólo seis días antes del vertido de fuel, la misma central que ocasionó esta marea negra vertía impunemente su mierda a la ría de Aboño, como se puede ver en la foto anterior poco antes de llegar a la mar. Esa contaminación quizás no manchará de negro la arena, ni alejará al turismo, pero probablemente será igual de peligrosa o aun más que la del fuel. Lo cierto es que no lo sabemos, porque en este país hay manga ancha con los delitos ambientales. Normalmente estos "accidentes" se suelen arreglar con sanciones económicas que no tienen una importante repercusión sobre el beneficio de las empresas. De esta forma es más rentable para ellas contaminar y pagar las sanciones que invertir en seguridad para evitar accidentes. Y en estos tiempos aun más, porque ahora sólo importa el beneficio económico y satisfacer a los mercados, tal como el propio presidente del gobierno ha asegurado al afirmar que "economía verde si, pero siempre que sea viable económicamente y genere empleo". ¿Es viable económicamente gastar dinero en modernizar y aumentar la seguridad de la tercera central eléctrica más contaminante de la Unión Europea para evitar un accidente que se soluciona con una multa?  Al presidente del gobierno español le parece que no y ya sabemos que se encuentra bien asesorado en temas medioambientales. Sus declaraciones, que para más sorna las pronunció en la Conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible, confirman lo anterior, que un accidente de vez en cuando no es muy grave, a él y al resto de gobernantes no les importa.

Mientras sigamos por este camino no hay mucho que hacer. ¿Se sancionará ejemplarmente a Hidroeléctrica del Cantábrico por este vertido y por los vertidos anteriores?, en caso de que se les sancione, ¿amenazará la empresa con despidos masivos aludiendo a las pérdidas económicas que supondría pagar la sanción?, ¿se cerrará de una vez la central de Aboño, una de las centrales más contaminantes de Europa? ¿Se les obligará a invertir en seguridad para evitar futuros accidentes? Probablemente no, porque dentro de unos meses todo se habrá olvidado, como la marea negra del Prestige, como el vertido de Aznalcóllar (por el que la empresa Bolidén no llegó a pagar ni un céntimo de indemnización), o como el accidente de la central de Fukushima.

NOTA: haced click en las fotos si queréis ver con más detalle los efectos del fuel sobre las rocas.

8 comentarios:

  1. Es lamentable... fijo que no se tomará ni una sola medida, y responsabilidades ¿qué es eso?...
    Acabo de leer esta noticia, al parecer Greenpeace ha pedido al Ministro de Industria y al gobierno asturiano el cierre de la central de Aboño, pero me da a mi, que lo llevan claro... Lo cuelgo por si os interesa leerlo.

    Un saludo,

    http://www.ambientum.com/boletino/noticias/Piden-cierre-central-termica-causo-vertido-Asturias.asp

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  2. No habrá sanciones, y si las hay, serán de risa. Con suerte se harán cargo de las labores de limpieza cuatro días, hasta que la arena de las playas de el pego, que es donde más feo hace y donde mejor se quita. A los pedreros que baje Rita la cantaora, que ahí hay que rascar mucho, ye muy cansao y lleva más tiempo.
    Si los bígaros hablasen...
    Un saludo,
    marosado

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  3. Responsabilidades ninguna, como bien dices en cuanto pase el verano nadie se acordará de esto hasta que vuelva a ocurrir y entonces se recuerde.

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  4. No pasará nada, quedará en lo de siempre, palabras y discursos, amenazas de sanciones que no se cumplirán y la culpa se la echaran al barrendero que andaba barriendo la central. Más o menos lo que pasó por aquí con una empresa de congelados, vertieron al Besaya la lejía que usan para limpiar tanques e instalaciones, no quedó ni una trucha ni ranas en el río y ni sanción económica ni nada.Lamentable todo, la legislación, los políticos y la falta de conciencia ambiental que seguimos padeciendo, la culpa de los ecologistas por denunciar.
    Un saludo.

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  5. Cuando además añades a lo que comentas que una parte importante de esa energía producida actualmente en esa central se va a utilizar para la iluminación de farolas que emiten el 30% por ciento de su luz al cielo, produciendo además contaminación lumínica, esto se convierte en una obscenidad, mires por donde lo mires. Cada vez estoy más convencido, que con nuestra casta política ya no valen los métodos democráticos. Solo queda la revolución, que casi nunca son pacíficas. Como muestra un botón: las mujeres pueden votar en algunos paises gracias a que previamente millones de personas dieron su vida por ello. En este caso estamos hablando de que queremos dejar a nuestros hijos, para mi es tan importante como la igualdad de derecho entre sexos. Mientras no nos marchemos de este planeta, si no hay vida natural no la habrá inteligente. Gracias por tu entrada, un abrazo

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    1. Totalmente de acuerdo, Jose. Lo de la producción energética y el despilfarro que se está haciendo actualmente es demencial.
      En cuanto a la casta política, la situación actual lo dice todo. La negligencia unida a la ignorancia es la peor mezcla que se puede hacer. Particularmente siento auténtica vergüenza ajena cuando los oigo hablar, es increíble la cantidad de vaguedades y estupideces que pueden llegar a decir, pero parece que estamos anestesiados, o completamente acojonados, que es lo que ellos quieren.
      un abrazo

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  6. Como mínimo anestesiados si que nos tienen y cada vez será más dificil reaccionar. Esta maldita crísis está diseñada a la medida de los de siempre y la casta política al servicio de ellos.

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  7. Gracias por meterte con ello David. Lo difundo, me temo.

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