lunes, 29 de septiembre de 2014

Salida pelágica en el Cantábrico: Entre gaviotas de Sabine, págalos y pardelas

El pasado sábado salimos en barco desde Xixón para intentar ver las aves marinas que estos días se encuentran en migración por nuestras costas. Durante los últimos días de verano y los primeros días de otoño, aparte de las especies más comunes, como pardelas y alcatraces, es posible ver otras más escasas, como la Gaviota de Sabine (Xema sabini), el Págalo Rabero (Stercorarius longicaudus) o el Paíño de Wilson (Oceanites oceanicus). 

Las previsiones meteorológicas no eran demasiado halagüeñas, ya que un potente anticiclón situado cerca de las Islas Británicas era el responsable de que muchas de las aves marinas permanecieran alimentándose en esas aguas y no tuvieran la necesidad de viajar hacia el sur. Además, los viento de componente este que soplan casi continuamente desde hace varios días no son los más favorables para la migración.


Cuando llevábamos varias millas navegando, los peores presagios se hicieron realidad. Salvo algún alcatraz solitario y unas pocas gaviotas, la mar parecía desierta. Tuvimos que esperar hasta llegar casi a las 15 millas de costa para ver las primeras pardelas, en este caso un par de Pardelas capirotadas (Puffinus gravis). Pero a pesar de esas apariciones esporádicas, sólo la presencia de un pequeño grupo de delfines comunes nos despertó durante unos minutos de la monotonía de la travesía. Lo que no sabíamos aún, era que lo mejor estaba por llegar, y cuando menos lo esperábamos.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Ahora las playas son suyas

El verano ha terminado y las playas que hace unas pocas semanas estaban llenas de gente se han quedado desiertas. Ya no hay sombrillas, ni toallas esparcidas por la arena. Todo esta vació y sólo quedan los restos de las algas y muchos de nuestros residuos como recuerdo de las últimas mareas. Pero la playa no está tan vacía como parece a simple vista.


En la arena seca, unas pequeñas aves poco más grandes que un gorrión, aparecen y desaparecen rápidamente entre los montículos formados por el viento y las mareas. Son chorlitejos grandes, que hace pocos meses nacieron en las planicies de la tundra y se encuentran ahora en pleno viaje migratorio hacia el sur. 


La mayoría de ellos nunca hasta ahora se habían encontrado con un ser humano y no nos consideran una amenaza. Pero en su código genético está escrito que las mayores amenazas suelen venir desde arriba, por eso, mientras rebuscan entre las algas secas y las piedras de la orilla los pequeños invertebrados de los que se alimentan, miran al cielo de vez en cuando, quedándose quietos si sienten la menor amenaza.

Los choriletejos pertenecen al gran grupo de los limícolas (Orden Charadriformes) que comprende 13 familias y varios centenares de especies. Estas aves muestran una gran cantidad de adaptaciones, que les permiten alimentarse en distintas zonas de las playas y humedales. 


Algunas tienen picos cortos para buscar alimento en la superficie mientras que otras, como los correlimos tridáctilos (Calidris alba) gracias a sus picos largos y afilados, pueden capturar los gusanos y otros invertebrados que se esconden bajo la arena.


Pero no todos los limícolas son aves de pequeño tamaño. algunas como las agujas colipintas (Limosa lapponica) pueden alcanzar los 80 cm de envergadura. Su enorme pico le permite capturar sus presas que se entierran a gran profundidad en la arena.


Pero estas adaptaciones morfológicas no tiene solo ventajas. una acción aparentemente sencilla como beber agua puede resultar una tarea complicada para un ave cuyo pico tiene casi la mitad de la longitud de su propio cuerpo.

Ya ha llegado el otoño y cualquier lugar que visitemos estos días nos puede dar una agradable sorpresa. 

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño

viernes, 19 de septiembre de 2014

Curso de ética periodística: ¡no me toquéis los testículos!

Los que seguís las entregas de este curso de ética periodística ya sabéis que uno de los ingredientes esenciales para que una noticia llame la atención de los lectores es poner un titular impactante. Para conseguirlo, lo más socorrido es buscar el morbo, usar cifras engañosas, o entrecomillar frases literales que contengan esos ingredientes.

Hoy me he encontrado con una noticia cuyo titular reúne todas esas características pero que además introduce una novedad: apelar a la masculinidad para llamar la atención.


Cualquier lector del sexo masculino sabe bien que si en una noticia, o en una conversación intrascendente, aparece la palabra testículos, o cualquiera de sus múltiples sinónimos (cojones, huevos, criadillas, bolas, pelotas, partes, y un largo etcétera), en un contexto que nos haga intuir dolor o malestar, las primeras reacciones son echarse las manos a la entrepierna, encoger los hombros, arrugar la frente y cerrar los ojos mientras estiramos la comisura de la boca hacia atrás. Todo esto acompañado de una inspiración profunda que suele ir acompañada de un sonido que podríamos transcribir como "ifffffffffff". Seguidamente, expulsamos el aire suavemente aliviados mientras pensamos hacia adentro "bueno, siguen ahí".


El autor del artículo aparecido en La Voz de Galicia en su sección de A Coruña, Toni Silva, del sexo masculino y seguramente experto en estas lides, aprovechó la frase de Mariflor, la esposa de Jesús Carlos, vecino de la parroquia de Verís, para conseguir ese efecto en el lector, que una vez impactado por el titular buscó la noticia rápidamente para recabar más información sobre el macabro suceso.

Por supuesto, el periodista prefirió no citar en el titular a la especie implicada, con lo cual nuestra primera reacción probablemente haya sido la de imaginarnos el esqueleto de un parroquiano de la especie humana, atacado por una horda de desalmados que dejaron sus testículos intactos como muestra de desprecio.

Lo cierto es que si leemos la noticia nos percataremos de que la víctima fue el pobre Chuzas, un can de palleiro que según sus dueños fue devorado por unos lobos salvajes, circunstancia que es aprovechada para solicitar a la Xunta de Galicia batidas de esta especie.

La Voz de Galicia, al igual que los periódicos asturianos, son especialmente proclives a este tipo de reportajes, en las que dan rienda suelta a su odio hacia el lobo, publicando noticias que como en este caso no se encuentran avaladas por ningún tipo de pruebas. En el caso de este artículo testicular, incluso se dice que no se sabe si fueron lobos o perros salvajes, e incluso al final del mismo se citan las opiniones de algunos expertos (de los que no dan sus nombres) que descartan casi con total seguridad que los lobos hayan sido los culpables.

Una vez más, queda confirmado que en una gran mayoría de las noticias que aparecen en la prensa, lo de menos es la noticia en sí, lo que realmente importa es conseguir lectores y subliminalmente, como en este caso, seguir alimentando el caldo de cultivo del odio hacia algunas especies como el lobo.

NOTA: Estimado Jesús Carlos, si tanto apreciabas a tu perro y tanto lloras su pérdida, ¿por que cojones lo tenías preso con una cadena de un par de metros" (el uso de la palabra cojones en este caso queda plenamente justificado como material del curso)

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Migración de paseriformes y estabilidad meteorológica

Durante las últimas semanas, las condiciones atmosféricas están facilitando la entrada de paseriformes migrantes desde norte de Europa. Tal como nos explica perfectamente Jorge Valella en su magnífico blog, la configuración isobárica apenas está cambiando en los últimos días, y continuamos con un tiempo estable aunque con algunas tormentas aisladas por las tardes. Asimismo, la borrasca situada frente a las costas de Portugal favorece que muchas de las aves que llegan a nuestras costas después de atravesar la mar, se queden durante unos días hasta que las condiciones meteorológicas les permitan continuar su viaje hacia el sur.

Colirrojo tizón en los acantilados del Cabu Vidíu

En resumidas cuentas, para aquellos a los que nos gustan las aves, es un buen momento para acercarse a las rasas costeras y a los cabos a disfrutar de la migración de los paseriformes. En algunas ocasiones incluso podremos verlos llegar desde la mar, solos o en pequeños bandos después de haber realizado un viaje sin escalas que puede haber durado varios días.

Una vez que llegan a costa, agotados y sin apenas reservas de grasa, tienen que reponer fuerzas y no es raro verlos en los zarzales comiendo moras o en los prados alimentándose de los últimos insectos del verano. Algunas especies, como los colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) se unen a las aves locales por lo que su densidad en estas zonas aumenta considerablemente.

Collalba gris 

Las collalbas grises (Oenanthe oenanthe), muy abundantes tanto en los pasos migratorios primaverales como en los otoñales, también se dejan ver por el borde del acantilado y los prados y setos próximos. Su plumaje es completamente distinto que el que estamos acostumbrados a ver en nuestros reproductores de las zonas altas, están recién mudados y las poblaciones del norte de Europa suelen tener una coloración más intensa y más rojiza.

Mosquitero musical

Los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) suelen aparecer en grandes números, pero prefieren quedarse entre los arbustos antes que en las zonas abiertas. El pasado domingo, en rasa del Cabu Vidíu (Ouviñana), llegué a contar más de 60 aves en menos de 500 metros de recorrido. Las alondras también se dejaron ver, incluso pude observar a varios grupos entrando desde la mar, que al llegar a tierra se dirigían rápidamente a los prados costeros a descansar y alimentarse.

Esta situación de estabilidad es probable que no dure mucho tiempo, pronto rolará el viento y los pequeños paseriformes se dirigirán hacia el sur. Será entonces el momento de mirar a la mar ya que es muy probable que tengamos varios días de intenso paso de aves marinas, un espectáculo que no deberíais perderos.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.

viernes, 12 de septiembre de 2014

La gata montesa y la carrera de armamentos

Como os comentaba hace unos días, el verano está llegando a su fin, y para la mayoría de los animales la época de reproducción ya se ha terminado. Unos han tenido éxito y han logrado que sus descendientes sobrevivieran y se independizarán, otros han fracasado y tendrán que esperar a la próxima estación para intentarlo de nuevo y muchos habrán perdido para siempre la oportunidad de pasar sus genes y desaparecerán sin dejar rastro. La evolución está llena de historias de éxitos y fracasos y sólo aquellos más aptos, más fuertes o más hábiles, lograrán perdurar y traspasar sus genes a las futuras generaciones.


En un prado de las montañas cantábricas, una hembra de Gato montes (Felis silvestris) ha salido del refugio donde permaneció durante las horas más calurosas del día y ha comenzado su jornada de caza. Escondidos debajo de unos arbustos, dos cachorros ya crecidos esperan a que su madre les traiga la cena. 


Caminando sigilosamente, atenta a los ruidos que escucha bajo tierra, se va acercando a la boca de la madriguera de una rata topera (Arvicola scherman). El prado está totalmente perforado por sus galerías y cada pocos metros se abre la boca de la madriguera donde de vez en cuando el inquilino asoma la cabeza. Ese es el momento que está esperando la gata para capturarlo.


Después de unos pocos pasos se detuvo en seco y tras unos interminables segundos, dio un salto para precipitarse sobre la entrada de la topera. Introdujo una pata en el agujero e intentó atrapar a la rata. Pero esta vez no tuvo suerte, la rata se escapaó y seguramente permanecerá escondida hasta que se le pase el susto. La mayoría de los depredadores tienen que realizar varios intentos antes de conseguir atrapar una presa y los gatos monteses no son una excepción. 

La selección natural afecta de igual manera a depredadores y presas, de hecho, la interacción entre ellos es una auténtica carrera evolutiva de armamentos. Los depredadores evolucionan continuamente para desarrollar técnicas de captura más sofisticadas y efectivas. mientras que las presas, por su parte, desarrollan estrategias defensivas para evitar esos ataques. Sólo los depredadores más eficaces y las presas más esquivas sobrevivirán el tiempo suficiente para poder perpetuarse.


Después de varios intentos infructuosos la gata se tumbo a descansar. No tenía excesiva prisa y todavía había bastante luz. Aún así, no tardó en levantarse y volver a intentarlo de nuevo. En uno de esos intentos por fin consiguió atrapar a una rata y después de sacarla de la madriguera la mató de un mordisco y empezó a caminar con ella en la boca hacia donde la esperaban sus cachorros.

Cuando estaba a unos pocos metros del sauce donde se escondían, dos cachorros muy crecidos salieron a su encuentro con la cola levantada en alto. Ya tenían casi el mismo tamaño que ella y  les queda poco tiempo para disfrutar de la comida gratis. Dentro de unas pocas semanas los abandonará y tendrán que aprender a cazar por si mismos para poder sobrevivir al duro invierno que se acerca. Pero por ahora no deben preocuparse de eso, la gata dejó la presa delante de ellos y después de jugar un rato con ella comenzaron a comer. La carrera no ha hecho más que empezar y les quedan por delante muchas pruebas que superar hasta lograr el éxito de su madre. 


Antes de terminar esta entrada quisiera agradecer a Ana y a Héctor que me hayan acompañado a ver estas escenas. Hace ya varios años que conozco a Héctor, desde poco después que comenzara la carrera de biología, y todavía me sigue sorprendiendo cada vez que salgo con él de monte. Y no sólo por sus conocimientos sino sobre todo por el profundo amor que siente por la naturaleza y sobre todo por "sus" gatos monteses.

NOTA: haced click en las fotos si las queréis ver a mayor tamaño.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Se marcha el verano y llega la estación más bonita del año


El verano ya está dando sus últimos coletazos antes de despedirse hasta el año que viene. Personalmente, el verano en la naturaleza me resulta la estación más aburrida de todas. La mayoría de los visitantes que llegaron en primavera para pasar unos meses entre nosotros, ya se han marchado hacia el sur. Los viajeros del norte, los que se detienen sólo unos días para avituallarse antes de continuar su camino y los que se quedarán todo el invierno, aún no han llegado. Los prados dejan el verde y se vuelven amarillos, las hojas de muchos árboles se retuercen y se secan, y hasta la mar está más silenciosa y vacía que el resto de año.

Aunque oficialmente aún quedan casi dos semanas para que el verano finalice, ya se siente el otoño entre nosotros. Los bosques de las zonas más altas ya se empiezan a vestir de ocre. Con las primeras lluvias de mediados de septiembre, los ciervos abandonarán el bosque y su vida tranquila para afrontar la época más importante del año, la berrea, que llenará el monte de sonidos guturales y choques de astas. Los osos se dejarán ver mientras comen sin descanso para acumular las reservas necesarias para pasar el invierno. Las aves marinas surcarán la mar camino al sur: alcatraces, pardelas, págalos, charranes, araos, alcas y otras muchas aves, pasaran a millones frente a nuestras costas, y las playas y rías se llenarán de limícolas que buscarán entre el fango y la arena la comida necesaria para continuar su viaje.

Y el sol, que durante el verano caía verticalmente sobre nuestras cabezas dejándonos una luz dura y plana, se inclinará para ofrecernos las mejores luces que nos permitirán apreciar todos los tonos y matices de la naturaleza. El aire se limpiará, la calima del verano desaparecerá y en los días despejados podremos ver hasta los montes más lejanos, que hace tan solo unas semanas apenas éramos capaces de distinguir.

Es cierto que este verano, al menos en el norte, no ha sido demasiado caluroso y que incluso en agosto ha habido más días de "mal tiempo" que días de sol y cielos azules. Afortunadamente hemos tenido esos días, que nos han dejado atardeceres en los que las nubes se han pintado de oro y rojo para reflejarse en los charcos de la marea.

Ya llega el otoño, la estación más bonita del año y os animo a que disfrutéis de ella y a que olvidéis lo antes posible el aburrido y monótono verano. No hay mejor cura posible para la llamada depresión post-vacional, aparte de no cogerse vacaciones, que acercarse al monte o a la mar y vivir el otoño.

NOTA: haced click en la foto para verla a mayor tamaño.