jueves, 20 de agosto de 2015

La tragedia de los comunes y la pesca profesional

La "Tragedia de los Comunes" es una parábola que publicó en 1833 el matemático inglés William Foster Lloyd, que posteriormente popularizó el biólogo Garrett Hardin en un artículo que apareció en la revista Science en 1968. La historia original de Foster Lloid tenía lugar en una zona de pastos que usaba un grupo de pastores. Un día, uno de los pastores pensó que podía añadir una oveja más a su rebaño, ya que el impacto de una sola oveja apenas afectaría a la capacidad de regeneración de los pastos comunes. Cada uno de los demás pastores pensó individualmente lo mismo, que podían añadir una oveja más, sin que los pastos se deteriorasen. Pero la suma del deterioro causado por cada animal arruinó los pastos y tanto los animales como los pastores murieron de hambre. 

Esta historia, desgraciadamente, se produce más frecuentemente de lo que pensamos, y un caso clásico es el de la pesca profesional, en la que las ovejas podrían cambiarse por más barcos o para ser más precisos, por un mayor esfuerzo pesquero individual.


Como todos los atardeceres de verano cuando la mar lo permite, los barcos de Cuideiru salen de puerto al atardecer para pescar calamares. Cuando el sol se oculta tras el horizonte y la cae la noche sobre el Cantábrico, los barcos encienden sus potentes focos y empiezan su jornada de pesca.


Pero tras estas bellas imágenes se esconde un lado oscuro, un lado que ya poco tiene que ver con la pesca tradicional aunque siga recibiendo este nombre. La pesca con focos de luz atrae a muchos peces pequeños y tras ellos llegan los calamares que caen fácilmente en los aparejos. El uso de estos focos como método de pesca es tan efectivo que en muchos países e incluso en varias comunidades autónomas españolas está prohibido porque su uso continuado podría mermar gravemente las poblaciones de las especies objetivo.

Hace años no eran necesarios estos focos para pescar, había calamares para todos. Pero la demanda aumentó entre los consumidores y nuevos barcos llegaron a las zonas de pesca para satisfacer esa demanda. Pero con los métodos tradicionales ya no se conseguía capturar el número de animales de que exigía el mercado.

Surgieron nuevos métodos de pesca y con las nuevas tecnologías aplicadas a la industria pesquera como sondas, GPS, focos o nuevas fibras sintéticas, el número de capturas aumentó a costa de la reducción de los stocks de calamares. Cada nueva innovación tomada individualmente podría parecer que no afectaba demasiado a la población. Los pescadores seguían saliendo a pescar y pescaban su cupo de calamares. Pero cada vez costaba mas y para conseguir el cupo que satisfacía la creciente demanda de calamares fue necesario incrementar el esfuerzo, se necesitaron más medios, más potencia, mas recursos.

¿Qué pasará cuando el creciente esfuerzo pesquero no sea suficiente para satisfacer la demanda del mercado? ¿Será demasiado tarde para que "se recuperen los pastos"? 

Referencias
Harding, G (1968) The Tragedy of the Commons. Science 162:1243-1248 

4 comentarios:

  1. Sobre el particular de la pesca con focos, supongo que conoces esta brutalidad de foto del atlantico sur tomada por los satélites:
    http://infoconnoticias.blogspot.com.es/2013/12/el-gobierno-nacional-sin-politica.html

    un saludo

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  2. David, hablando en plata, la mar es suya y se la follan como quieren. Si,suya en el sentido patrimonial y suya en el sentido ecológico, por eso ahora están intentando expulsar a otros depredadores, menos capaces, pero depredadadores al fin, de ese y otros tipos de pesca.
    Y no solo es eso, tambien se olvidan de las relaciones cruzadas: No solo es la pesca "directa", sinó el daño colateral que producen otras, ayudado por tecnologías que te permiten ir raspando obstáculos que antes había que mantener en zonas de seguridad o, directamente, eliminandolos a base de fuerza bruta.
    Y , además de la tragedia de los comunes - y de la ley de los rendimientos decrecientes- tenemos un tercer factor , el derecho a los ingresos constantes, que está por encima del cumplimiento de las leyes, del sostenimiento de las pesquería y del derecho a la existencia de un ecosistema.
    No sigo, porque me pongo malo...vale más ser un grupo de 1000 fulanos con mala ostia que 200.000 capaces de transigir

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  3. Pues es lo que hay.Lo mismo ocurre con la lubina,masacrada por las artes de cerco,sin que a nadie parezca importarle.Por no hablar de la sardina (casi desaparecida en el stock del Cantábrico,como lo atestigua su astronómico precio),del bocarte,del atún rojo,etc,etc,etc...Y lo más lamentable,por paradójico,es que los responsables de tanto desatino son,justamente,quienes más preocupados deberían estar por prevenirlo,ya que es su medio de vida,o sea,los pescadores profesionales.Eso sí,favorecidos por ignorancia y la estulticia de unas autoridades ,que prefieren mirar para otro lado,en vez de enfrentarse son energía y determinación a estas tropelías,antes de que sea demasiado tarde.Tristemente,tenemos lo que nos merecemos.
    Saludos cordiales

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