viernes, 11 de septiembre de 2015

El último grito del cormorán


Hace ya unos cuantos meses que estoy trabajando en un proyecto para evaluar el impacto de la captura accidental de los aparejos de pesca sobre las poblaciones de cormorán moñudo en el Cantábrico y el Atlántico gallego.

Durante estos meses he recopilado la información disponible sobre muertes accidentales y también nos hemos recorrido la costa para comprobar donde se solapan las zonas de alimentación con las zonas de pesca de los moñudos.

A la espera de los resultados definitivos, los resultados confirman lo que sospechábamos desde hace tiempo. La mayoría de las muertes se producen durante los meses que siguen a la independencia de los pollos, en ocasiones cuando tienen menos de 2 meses de edad. Seguramente su inexperiencia hace que sean más proclives a caer en los aparejos que las aves adultas, que ya sea porque usan otras áreas de alimentación o porque son capaces de reconocer las artes, mueren en menor número.


Las dos fotografías anteriores son los suficientemente explícitas para entender la magnitud del problema. Para entender porqué si no se hace algo, y rápido, vamos a ser testigos de la extinción de los cormoranes moñudos en nuestras costas, como hace pocos años lo fuimos de otra ave marina, el Arao común, por la misma razón.

Probablemente la falta de capturas de especies más comerciales ha llevado a muchos barcos a faenar cada vez más cerca de costa y buscar otras especies como los lábridos que antes tenían menos salida en el mercado. Actualmente, tanto en Asturias como en Galicia o Euskadi, la legislación es muy laxa (o incluso inexistente), acerca de las distancias de costa a las que se pueden largar los aparejos. Asimismo, los planes de manejo aprobados para esta especie, por ejemplo en Asturies, hacen una mención especial a la necesidad de crear unas zonas de protección alrededor de las colonias de cría, pero es evidente que ese plan de manejo no se está cumpliendo.

Dos cormoranes moñudos adultos ahogados en un miño a escasos metros de la colonia de Cabu Bustu, Asturies (abril de 2014)

Pero si los aparejos legales ya son un problema de enorme magnitud, en este estudio hemos confirmado la existencia de un nuevo problema que no esperábamos, la mortalidad en aparejos furtivos. Se trata de palangres de superficie que son marcados con botellas de agua transparentes para ser más difíciles de localizar por la guardería. Ya hemos confirmado más de 5 animales muertos en solo dos de estos palangres y hemos visto unos cuantos aparejos mas que no hemos podido comprobar.

Ojalá que los resultados de este proyecto puedan servir para detener esta sangría. 

8 comentarios:

  1. Carlos Rodríguez del Valle11 de septiembre de 2015, 23:56

    Hace pocos días, uno de esos palangres furtivos rodeaba gran parte de la isla de la Deva y anteayer echaron uno en Oviñana delante de unos amigos que estaban pescando y que llegaron a engancharlo.

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    1. En uno de la Deva hace un mes habia 3 moñudos muertos. Pasame por mail la información que tengas sobre eso que la voy a poner en el informe.

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  2. Bién sabemos, que todo va a girar entorno a las decisiones políticas que se tomen. Y, bién sabemos, que los responsables políticos que han de tomarlas, son unos cobardes. Yo tengo muy poca fe en que se paralice ésto, precisamente por ésa cobardía. Ojalá me equivoque!
    Con ésos resultados encima de la mesa, tienen argumentos mas que de sobra para frenar ésta sangría. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Supongo que se pasarán la pelota de consegería a consegería. Y mientras tanto....
    Así se viene escribiendo la historia de la gestión ambiental en ésta Comunidad. Les importa "un pimiento" todo!!
    Un abrazo David
    J. A. García Fernández

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  3. No hay nada que hacer, David, la pesca se ha convertido en una manera de comprar "paz social" en estos tiempos de crisis. Así al profesional se le permite todo, absolutamente todo, tanto en número de aparejos, distancias, profundidad de trabajo u horarios, todo sea por obtener unos rendimientos económicos constantes, mientras que se permite a algunos elementos conflictivos que se saquen una perras y no de mal por ahí, arramblando con la propiedad privada.
    Y si el cormoran moñudo, el arao o las zonas o épocas de reproducción de cualquier bicho que nade o vuele se interponen, peor para ellos.

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    1. Pues habrá que intentar que cambien las cosas, difícil es, pero si no lo intentamos entre todos, luego sólo nos quedará quejarnos, y así seguro que no se consigue nada.

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    2. Si, el problema es ¿Como?. Si denuncias, no te hacen caso o van encima tuyo por cuestiones reglamentarias. Si denuncias a un furtivo, como se entere, te puedes buscar un problema...a todo lo que podemos llegar es a dejar de consumir, pero ahí si que somos realmente cuatro los que sabemos de donde viene el pescado y lo que se hace para obtenerlo y los lábridos y demás peces de roca no tienen fuerza como para hacer un "cormoran safe", y más aún con la mala prensa que tienen los pajarracos negros

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  4. Por cierto, si las autoridades quisieran, este tema estaría totalmente controlado, hay decenas de personas paseando por las playas, navegando, pescando...y casi todas disponen de aparatos donde reproducir la presencia de estas artes y dar su ubicación casi exacta, pero la denuncia se archiva directamente en la P(apelera)

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  5. Lamentablemente,y como bien dices,la legislación,o no existe,o existe y no la cumple ni el tato,fundamentalmente,porque quienes deberían velar por su cumplimiento,pasan de ello olímpicamente.Es más fácil y productivo (en términos de multas),dedicarse a sancionar a los jubilados que van a pescar cuatro chicharros a Cudillero,cuando se pasan 100 gramos de la cuota,que perseguir a los maleantes que se dedican a echar esos palangres ilegales y asesinos.Y así nos va,claro.

    Saludos cordiales

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