miércoles, 16 de noviembre de 2016

La luna llena sobre la catedral

Últimamente se ha hablado mucho sobre la luna llena, ya que aunque esta fase lunar se repite cada 28 días exactamente, el pasado lunes todos los telediarios y periódicos comentaban que ese día la luna se vería más grande y brillante que nunca y que habría que esperar 20 años para ver una igual. La llamaban la Superluna, un término que fue inventado por el astrólogo (no astrónomo) Richard Nolle en 1979, cuando predijo que durante esos momentos de máximo acercamiento, en la Tierra habría una sucesión de desgracias y cataclismos de enorme magnitud. 

Todo ese bombardeo mediático hizo que miles de personas salieran de sus casas esa noche para ver la luna gigantesca y lo cierto es que la única explicación al asombro que experimentaron era que seguramente los últimos meses no habían levantado la cabeza para ver a nuestro satélite. 

Lo cierto es que la diferencia entre esa "Superluna" y cualquier otra luna de Perigeo, que tiene lugar cada 13 meses y 18 días, que es cuando la luna pasa más cerca en su órbita alrededor de la Tierra, es prácticamente imperceptible para el ojo humano. 

Al día siguiente de la superluna consulté el programa The Photographer's Ephemeris, que permite conocer con exactitud la trayectoria que seguirá la luna desde su salida hasta el momento que se oculte y comprobé que si me situaba en el lugar adecuado la podría ver pasar cerca de la catedral de Oviedo en una composición que a priori me pareció muy sugerente. Llamé a mi amigo Juan Hevia que vive justo en el lugar que había pensado y parasité su terraza durante media hora para esperar el momento.

A las 19:15h, tal como estaba previsto, la luna tendría que aparecer por el horizonte, pero unas nubes compactas parecían haberse conjurado para estropear el espectáculo. Poco a poco, el cielo empezó a teñirse de naranja y la luna asomó finalmente.



A medida que iba subiendo, las nubes se quedaron abajo y nuestro satétile se mostró por fin. Primero de un color naranja intenso que se fue desvaneciendo a medida que subía. Finalmente, la luna asomó grande y redonda y anaranjada justo en el sitio esperado. No tan grande como el día anterior, quizás no tan brillante, pero igual de bonita.


Ese día ya nadie se acordaba de la luna, ya no era noticia y como suele ocurrir en estos casos, cuando se deja de hablar de algo deja de existir. Poca gente miraba al cielo ese día, puede que en nuestro afán coleccionista ya no fuera tan interesante fijarse en algo tan común como la luna llena.


Os aconsejo que no os dejéis llevar por las noticias y las brasas mediáticas, porque solo así disfrutaréis de la belleza de lo cotidiano que ya es extraordinario por sí mismo. Dentro de 28 días tendremos la oportunidad de ver de nuevo la luna llena, pero cada día hasta entonces podremos observar como cambia y se transforma, como mengua y crece y como aparece la preciosa luna cenicienta después de la luna nueva.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor

3 comentarios:

  1. Si, eran cosas de los medios, porque yo la vi prácticamente igual que cuando es luna llena "normal".
    Saludos. Miguel Ángel de la Cruz.

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  2. Hola hola.

    Bueno hace unos años empezo a picarme el gusanillo de estudiar las mareas y acabe haciendo un pequeño programa para el calculo en tiempo universal de la mayoria de los pueetos comerciales del norte de españa. La motivacion era un poco espurea sabee si acercarse a los bufones para contemplar su espectaculo iba a ser productivo o no....
    El caso es que tropece con un mundo fascinante de la astronomia y concretamente queria recomendaros este enlace
    https://es.m.wikipedia.org/wiki/Saros
    El periodo de repeticion de las posiciones de la luna y la tierra... Eclipses etc.

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    Respuestas
    1. Hola Ramón, no conocía lo de Saros, muy interesante. Lo que si conocía era tu programa de las mareas, que por cierto sigo teniendo instalado en el ordenador.
      un abrazo

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