lunes, 15 de octubre de 2018

La maldición tóxica de los grandes depredadores

Durante siglos hemos tratado a la mar como un vertedero, y a ella le seguimos arrojando nuestros desperdicios, directamente o a través de los ríos. Además de nuestros desperdicios domésticos, los océanos han recibido y siguen recibiendo los productos de nuestra actividad industrial y agrícola, en forma de pesticidas y tóxicos de todo tipo que una vez en la atmósfera acaban precipitándose con la lluvia.


En los últimos años, hemos tenido noticia de cómo ingentes cantidades de plásticos se amontonaban formando enormes islas de basura en todos los océanos del planeta. Solo en la isla de basura del Pacífico se estima que flotan 87.000 toneladas de plástico, que son solo la punta del iceberg, ya que el 70% del plástico que llega a nuestros mares acaba en el fondo marino.

A esta contaminación "visible" hay que sumar la que no se ve, que es incluso más peligrosa que la vemos a simple vista. Esa contaminación invisible y silenciosa está formada por multitud de residuos tóxicos, que han terminado en la mar como consecuencia de nuestra actividad industrial y que provocan una muerte lenta y silenciosa mientras se acumulan en los organismos y van pasando de unos animales a otros a través de la cadena trófica. Entre estos contaminantes se metales pesados, como el plomo, el mercurio, el cadmio o el aluminio, y compuestos sintéticos que una vez ingeridos a través de los alimentos, el agua y el aire que respiramos, se van acumulando en nuestro organismo ya que son prácticamente imposibles de eliminar.


Estos contaminantes se acumulan en el cuerpo a través de dos procesos distintos. Mediante Bioacumulación, el nivel de tóxicos en el organismo se incrementa paulatinamente a lo largo de la vida del animal, siempre que éste siga expuesto a esos contaminantes. De esta forma, la concentración será mayor en aquellos animales de larga vida y que por lo tanto hayan estado más tiempo en contacto con ellos. El segundo proceso es la Biomagnificación, y tiene lugar cuando los contaminantes presentes en los animales van pasado a lo largo de los distintos eslabones de la cadena trófica, de forma que la concentración de los mismos será mayor en aquellas especies que ocupen los lugares más altos de la pirámide trófica.

Por si esto no fuera suficientemente preocupante, estos tóxicos, debido a su reducida tasa de asimilación por parte del medio ambiente, pueden permanecer inalterados durante miles de años, a pesar de que sus emisiones hayan cesado mucho tiempo atrás. Un ejemplo de estos contaminantes son los Bifenilos policlorados, más conocidos por sus siglas inglesas PCBs, que son productos sintéticos derivados del cloro que se usan en revestimientos eléctricos, pinturas, adhesivos o refrigerantes, entre otros, y que han sido prohibidos en numerosos países debido a sus graves efectos sobre el medio ambiente. Se ha comprobado que estos compuestos funcionan como disruptores endocrinos, que afectan a la capacidad reproductiva y que incrementan el riesgo de padecer cáncer en vertebrados (Letcher et al., 2010).

Vías de acumulación de PCBs en las orcas (Desforges et al., 2018) 

Hace unas semanas se ha publicado un artículo en la revista Science (Desforges et al., 2018) que predecía el colapso mundial de la población de Orcas (Orcinus orca) debido a la acumulación en sus organismos de PCBs. En este artículo se analizaron muestras procedentes de 19 poblaciones de orcas alrededor de todo el mundo y se observó que aquellas que se alimentaban de presas situadas en los eslabones más altos de la cadena trófica (mamíferos marinos, atunes o tiburones), tenían mayores concentraciones de PBCs en su organismo que las que se alimentaban de peces que se consumían plancton o que estaban en los eslabones más bajos de la cadena. De esta forma se confirmaba el mayor riesgo de contaminación por Biomagnificación en poblaciones como la del Estrecho de Gibraltar, cuya alimentación se basa casi exclusivamente en túnidos como el Atún rojo.

Orcas alimentándose de un atún rojo en aguas del estrecho de Gibraltar

Los PCBs, al igual que el resto de contaminante acumulativos, no solo llegan al organismo a través de sus presas, sino que también pasan de madres a hijos a través de la leche materna, por lo que su concentración se incrementa con el paso de las generaciones.

Simulación para el crecimiento poblacional en la población de orcas del estrecho y comparativa con otras poblaciones (Desforges et al., 2018) 

Según los modelos de crecimiento poblacional, sólo las poblaciones situadas en zonas poco contaminadas, como las poblaciones residentes de Alaska, o las de la Antártida, tienen un futuro más o menos halagüeño si persisten las actuales condiciones, pero el resto de poblaciones, que se encuentran en zonas donde la concentración de contaminantes es elevada y donde además se alimentan de otros depredadores, su supervivencia a medio plazo está muy comprometida.

Cachorro de orca junto a su madre en el estrecho de Gibraltar

Según los autores de este artículo, se estima que el 80% de las existencias de PCBs a nivel mundial aún no se han destruído, a pesar de los compromisos firmados en la Convención de Estocolmo sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes, por lo que es necesario que se cumplan. A pesar de que las poblaciones de orcas y de otros cetáceos están en peligro por otros muchos factores, como el ruido submarino, o la reducción de la disponibilidad de presas, todas las medidas de conservación que se están llevando a cabo pueden resultar inútiles si no se ataja el problema de la contaminación, y aún así, puede que desgraciadamente ya hayamos llegado demasiado tarde para algunas poblaciones.

Y antes de terminar, no debemos olvidar que nuestra especie, al igual que las orcas, se encuentra situada en la cúspide de la pirámide trófica y que por lo tanto estamos expuestos a todos esos contaminantes, tanto mediante bioacumulación como mediante biomagnificación.

Referencias 

Letcher RJ, Bustnes JO, Dietz R, Jenssen BM, Jørgensen EH, Sonne C, Verreault J, Vijayan MM, Gabrielsen GW (2010) Exposure and effects assessment of persistent organohalogen contaminants in arctic wildlife and fish. Sci Total Environ. 408(15):2995-3043

Desforges J-P. et al (2018) Predicting global killer whale population collapse from PCB pollution.  Science 361: 1373-1376. DOI: 10.1126/science.aat1953

2 comentarios:

  1. Hola buenas,
    Me encanta la idea de que estés tratando este tema. Creo que el mundo no es realmente consciente de lo que pasa y gracias al ti nos estamos enterando de algo más. Es cierto eso que también comentas sobre que hay que añadir a estos problemas los que no se ven.
    Un saludo

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