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domingo, 30 de diciembre de 2018

Madurar antes de tiempo como estrategia reproductiva

La mayoría de los seres vivos pasan por un periodo de juventud antes de alcanzar la madurez sexual y poder reproducirse. Ese periodo pre-reproductivo, en el que las tasas de mortalidad son muy elevadas, puede ser de tan solo unos días en algunos invertebrados o de varios años en muchas especies de aves, peces o mamíferos, e incluso puede durar más de 150 años, como ocurre con el  tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus) que con más de 400 años de esperanza de vida es el vertebrado más longevo conocido. 

Macho "hooknose" de Salmón atlántico

Pero no todas las especies siguen ese patrón, por ejemplo en el caso de muchas especies de salmónidos, los machos presentan una estrategia reproductiva alternativa muy curiosa. Por una parte, maduran "normalmente" después de pasar por una fase de crecimiento, que puede durar entre 2 y 5 años, tras la cual desarrollan unos caracteres sexuales secundarios, que en el caso de algunas especies como el Salmón atlántico (Salmo salar) incluyen importantes modificaciones de la estructura del cráneo y las mandíbulas y un cambio notable en la pigmentación. Estos grandes machos reciben el nombre de hooknose en inglés, en referencia al gancho de su mandíbula inferior. En el caso de las truchas, los machos también pueden desarrollar un gancho, aunque los cambios morfológicos son menos aparentes que en los salmones.

martes, 31 de julio de 2018

La "nueva especie de trucha", el paradigma de la gestión ambiental en Asturias

Estos días apareció en la prensa una noticia que confirma por enésima vez que en Asturias la falta de rigor en la gestión medioambiental, en este caso de los salmónidos, es la seña de identidad. Aparte de eso cada vez es más evidente la ignorancia supina que rodea a todas las actuaciones que se están llevando a cabo y la dejadez absoluta de la Administración asturiana, que ha puesto en manos de las asociaciones de pescadores el peso de esa gestión.


En el artículo al que me refiero, que es demencial de principio a fin, se vuelve a repetir el absurdo descubrimiento por parte de la Asociación Asturiana de Pesca de una nueva especie de trucha en un pequeño arroyo del concejo de Aller (Asturias), algo que ya se había comentado en 2009. Para confirmar el hallazgo se apoyaban en un argumento demoledor: las nuevas truchas "tienen una marca en la cabeza en forma de T y gran capacidad para mimetizarse con el entorno". Pero además, en ese artículo se dice que se están soltando estos peces sin control "por todos los cauces de la comunidad" después de haberlos criado en una piscifactoría, sin que aparentemente medie ningún estudio científico ni permiso para hacerlo. Y es más, que todos los individuos que se están soltando proceden de 30 parentales capturados en 2009.

Pero vayamos poco a poco.

lunes, 9 de febrero de 2015

El uso de minicámaras para grabar el comportamiento animal

Desde hace unos años las minicámaras de vídeo se han puesto de moda, sobre todo para la grabación de deportes de aventura y acción. Se trata de cámaras de pequeño tamaño, de un precio relativamente asequible y que pueden grabar vídeos en alta definición. Además, están provistas de una carcasa estanca, lo que permite que se puedan mojar e incluso sumergir hasta una profundidad de 40 metros. 

Las GoPro son probablemente las más conocidas entre este tipo de cámaras

Estas características hacen de estas cámaras una herramienta muy útil para grabar imágenes del comportamiento de los animales, ya que apenas interfieren con ellos y estos se comportan con naturalidad. Por otra parte, muchas de estas cámaras están provistas de conexión wifi, lo que permite que podamos cambiar los parámetros de las mismas, encender o pausar la grabación a distancia o previsualizar las imágenes desde un teléfono móvil o una tablet.

Desgraciadamente, la señal de wifi se pierde debajo del agua, por lo que si queremos hacer grabaciones en este medio tendremos que grabar continuamente y al terminar la sesión no tendremos más remedio que visionar toda la grabación (que puede ser de más de dos horas) y luego seleccionar los fragmentos que nos interesen. En el vídeo que tenéis a continuación podéis ver cómo está dispuesta la cámara en un frezadero de Trucha común (Salmo trutta) y el resultado de la grabación.



Como podéis observar, las truchas se comportan con total naturalidad y no desconfían de la cámara. La única precaución que hay que tomar es la de colocar la cámara en el lugar adecuado y confiar en que los animales se coloquen delante de ella. Será necesario observar previamente desde fuera el lugar donde se está produciendo el cortejo y sobre todo el lugar donde las hembras están excavando la cama donde depositarán los huevos. Una vez localizado el sitio, y sobre todo, una vez tomadas una referencias visuales en el sustrato, colocaremos la cámara y esperaremos a que los peces regresen.

Para este tipo de grabaciones necesitaremos colocar la cámara lo más estable posible. En el caso de las truchas fijé la cámara con un soporte a un plomo de buceo de 2 kg y de esta forma, incluso con fuertes corrientes, apenas se notaron vibraciones. 

Si las condiciones son buenas, con suficiente luz y con agua transparente, la calidad de las imágenes que obtendremos no tienen nada que envidiar de las que podemos conseguir con cámaras de más prestaciones. En el siguiente vídeo podéis ver una grabación de un tiburón azul o tintorera (Prionace glauca) obtenida a 7 millas de la costa de Ribesella (Asturies) durante una salida para ver aves marinas.



Pero no nos engañemos, estas cámaras tienen varias limitaciones, sobre todo en condiciones de poca luz, aunque es cierto que las últimas versiones han mejorado bastante en este aspecto, sobre todo porque han mejorado la óptica, lo que se ha traducido en un aumento de la nitidez y la luminosidad. Por otra parte, no hay que olvidar que estas cámaras graban en modo autómático, por lo que apenas podremos modificar unos pocos parámetros: la resolución (en pixeles), los fotogramas por segundo con los que grabar y los modos de grabación del gran angular (Wide, Medium y Narrow). El modo Wide es el que ofrece una mayor calidad pero redondea la imagen (ojo de pez). Este modo será muy útil si grabamos debajo del agua debido a la refracción de la luz en este medio. 

Cuando grabamos fuera del agua el "redondeo de la imagen" se hace más patente. En el siguiente vídeo, en el que he colocado la cámara frente a una caja nido ocupada por una pareja de Carboneros comunes (Parus major) se pueden observar los distintos tipos de angular que nos permite la cámara.



Y no nos olvidemos de que si usamos la cámara fuera del agua podremos conectar el wifi para previsualizar las imágenes y grabar cuando queramos. Pero tampoco debemos olvidar que si conectamos el wifi, la duración de la batería se reducirá considerablemente.

A pesar de que estos vídeos han sido grabados con cámaras GoPro (hero 2 y hero 3), hay otras muchas marcas que ofrecen similares prestaciones y tienen precios muy parecidos. algunas por menos de 60€. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

La dura vida del macho dominante


Ha empezado la temporada de reproducción de las truchas comunes (Salmo trutta) en los ríos del Cantábrico y antes de que las hembras estén listas para la puesta, los grandes machos han acotado los mejores tramos del río, aquellos que normalmente se sitúan aguas abajo de algún pozo, en tabladas poco profundas con fondos de grava.


A pesar de lo que pueda parecer, los machos dominantes no lo tienen nada fácil y defender su territorio de los machos rivales, y de los pequeños machos precoces que aprovecharán cualquier despiste para fecundar unos cuantos huevos, es una tarea muy dura. Durante estos días, las luchas y las persecuciones son continuas, y no se pueden permitir ni un momento de relax. Cualquier síntoma de flaqueza será aprovechado por los otros machos para desplazarlo y ocupar su lugar.


Por fin todo este esfuerzo ha tenido su recompensa, y una hembra madura acude al territorio del macho. Una vez inspeccionado el lugar, y si lo encuentra de su agrado, comenzará a cavar un hoyo en la grava mediante potentes golpes de su cola y allí será donde deposite los huevos. El macho no se separará de ella en ningún momento, de esta forma intentará minimizar el riesgo de que otros machos se apareen con ella. Este comportamiento se conoce en etología como "mate guarding" y no sólo se produce en las truchas, sino también en muchas otras especies de animales, desde insectos a mamíferos.

Desde que llega la hembra hasta que se produce la puesta pueden pasar varias horas e incluso días. Solo cuando la hembra esté lista y la pareja haya sincronizado sus movimientos, se producirá la liberación simultánea de los huevos y el esperma. Esta sincronización es muy importante, ya que al tratarse de animales de fecundación externa, si se produjera un desajuste en la liberación de los gametos la tasa de fecundación descendería drásticamente. Para estimular a la hembra y prepararse para el momento crucial de la reproducción, el macho hace vibrar su cuerpo frecuentemente junto al de la hembra.


Cada vez que parece que el desove se va a producir y los dos miembros de la pareja están pegados el uno al otro, varios machos acuden para aprovechar el momento e intentar fecundar unos pocos huevos. No solo los otros grandes machos de las proximidades, sino también pequeños machos de poco más de 10 cm que aun no son capaces de delimitar sus propios territorios y que maduran precozmente para aprovechar esta oportunidad. A estos peces se les conoce por varios nombres, entre ellos xirones o vironeros.

No hace falta decir que las irrupciones de estos pequeños piratas no son bien vistas por ninguno de los dos miembros de la pareja. La hembra que ha elegido al mejor macho no quiere que sus huevos sean fecundados por machos de peor calidad, y el macho dominante tampoco quiere que todo su esfuerzo sea en vano y que no sea él el que fecunde los huevos. Por eso, tanto la hembra como el macho, que es mucho más beligerante, los atacarán y echarán nada más que los vean.


Pero ser un pirata tiene sus riesgos, y aunque la mayoría de las veces los pequeños vironeros escapan de las embestidas del dueño del territorio, a muchos de ellos su osadía les cuesta la vida y acaban muriendo entre las mandíbulas del viejo macho.


Todas estas escaramuzas pueden durar varias semanas, en las que las persecuciones y las luchas serán casi continuas. En todo este tiempo, el macho apenas se alimentará y perderá una gran cantidad de las reservas acumuladas en los meses anteriores. Las heridas producidas durante las luchas se acabarán infectando y cubriéndose de hongos, lo que en ocasiones les acarreará la muerte si están demasiado débiles. En otros casos, cuando pase la época de reproducción y el macho se empiece a alimentar, se puede recuperar completamente pudiendo comenzar el ciclo de nuevo al año siguiente.