lunes, 24 de junio de 2013

Víboras: ¿temor infundado?


Las serpientes siguen representando una de las mayores fobias para el ser humano. Ese odio y temor se debe a la educación que hemos recibido desde la infancia, probablemente influenciada por la gran cantidad de mitos y leyendas que rodean a estos animales, más que por las propias experiencias personales de los que nos educaron.

Lo cierto es que la mayoría de las serpientes no son venenosas y de las 14 especies que hay en España, sólo  tres pueden resultar peligrosas, las tres Víboras (hocicuda, áspid y de Seoane), y apenas producen accidentes (la culebra bastarda también tiene veneno pero al inocularlo con los dientes posteriores de la mandíbula no representa un peligro para nosotros). Según los datos expuestos en el Primer Panel de Expertos sobre intoxicaciones por mordeduras de ofidios venenosos, en el conjunto de Europa, incluidas Rusia y Turquía, se registra una media de 7992 mordeduras de serpientes al año, de las cuales sólo el 15% dan lugar a intoxicaciones graves, y tan sólo el 1% resultan mortales. Teniendo en cuenta que en Europa viven 711 millones de personas, la probabilidad de que nos muerda una serpiente venenosa es menor del 0,001%.

En España, entre 1992 y 2009 sólo 16 personas murieron por esta causa (menos de 1 persona al año), mientras que las picaduras de avispas y abejas causan  una media de 20 muertes anuales en nuestro país.


Ajenas a estos números y estadísticas, las víboras siguen haciendo su vida, pasando desapercibidas y confiando en su camuflaje y en su quietud para no ser vistas por sus depredadores, entre los que el ser humano destaca entre todos ellos. El resto de sus "enemigos" no las ven como una amenaza sino como un alimento y por eso muchas aves rapaces, mamíferos como turones, martas, zorros o nutrias no tienen ningún reparo en incorporarlas a su dieta.


Las víboras utilizan el veneno para matar a sus presas, que suelen ser en un 90% de los casos ratones y otros micromamíferos, aunque también pueden cazar anfibios y otros reptiles. Los jóvenes cazan más anfibios y reptiles y a medida que van aumentando de tamaño van cambiando su dieta hacia los micromamíferos. Suelen cazar al acecho, esperando a que su presa se acerque para morderlas e inocularles el veneno, que en pocos minutos le causa la muerte. Después solo tienen que seguir el rastro de su víctima para posteriormente engullirla. Debido a su bajo metabolismo, se ha comprobado que pueden mantener una tasa de crecimiento normal consumiendo tan sólo 4 o 5 presas al año.


El veneno es muy importante para las víboras, ya que de él depende su supervivencia a la hora de alimentarse. También es muy caro de producir y después de cada inoculación necesita pasar un tiempo hasta que sus reservas están completas para poder matar a una nueva presa. Debido a esto, las víboras no suelen desperdiciarlo y sólo muerden si se ven muy amenazadas, sino prefieren quedarse quietas o huir y esconderse.

Pero el hecho de que las mordeduras se serpientes sean algo muy raro, no implica que debamos confiarnos si vemos una víbora. Lo más prudente es dejarla donde está y no intentar cogerla ni tocarla. Muchos accidentes se producen por un exceso de confianza y por desconocimiento. A nadie se le ocurre meter la mano en un avispero o en una olla de agua hirviendo.



Si nos quitarnos toda esa carga de supersticiones y temores que llevamos cargando desde hace generaciones, quizás podamos mirar a las víboras y otras serpientes con otros ojos, y darnos cuenta de que realmente son unos animales muy bonitos, como esta hembra de Víbora de Seoane (Vipera seoanei) que descansaba tranquilamente a la orilla de un camino cerca de Villaviciosa. Varias personas pasaron a su lado sin percatarse de su presencia y por supuesto nosotros tampoco hicimos nada por delatarla cuando alguien se acercaba, porque seguramente hubiera significado su muerte nada más que nos hubiéramos marchado.

Con este artículo no intento convencer a nadie para que le empiecen a gustar las víboras, todos podemos tener los gustos que queramos. Yo odio ir de compras y otras personas en cambio hacen cola por entrar en las rebajas y se pegan entre si por conseguir unos calzoncillos a mitad de precio. Por eso el mejor consejo que se me ocurre es que si nos encontramos con una víbora la dejemos en paz, que sigamos nuestro camino y que le permitamos a ella seguir el suyo. Lo más seguro es que ni se inmute por nuestra presencia y que siga tomando el sol tranquilamente, para ella no somos nada importante, solo unos bultos que se mueven y que además no se comen.

NOTA: como siempre, haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.

10 comentarios:

  1. Efectivamente David, siendo güaje en la escuela lo primero que nos enseñaron es que, fuera vibora o culebra, lo primero que había que hacer era matarlas. Curioso en el video como aumenta de tamaño, era porque se sentía amenazada?. Un abrazo

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    1. Hola Jose, como bien dices, lo hacen para parecer más grandes y ahuyentar a los depredadores. Pero en este caso no la depredamos y la dejamos tranquilita después de hacerle las fotos

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  2. Esos temores y fobias inculcados año tras año y desde corta edad son difíciles de erradicar.
    Sólo con una enseñanza correcta (en este y otros sentidos) desde la infancia, lograremos avances importantes en un futuro.
    Muy interesante tu crónica, David.
    Un saludo de 'ojolince y sra.'

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    1. Hola Juan Miguel, entiendo que es difícil liberarse de todas esas fobias, pero como ocurre con todo, lo primero es conocer antes de juzgar. Yo creo que poco a poco las cosas van cambiando. Hace unos años toda serpiente que se veía era matada, ahora ya hay mucha gente que las respeta. Ojalá hubiera más, pero algo es algo.
      un saludo

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  3. Precioso ejemplar, maravillosas fotos y estupenda entrada. Ciertamente las víboras son mucho menos peligrosas de lo que la gente cree, aunque desde luego no hay que jugar con ellas. Que no te vaya a matar no quiere decir que no pase nada... Es una pena la actitud de la gente hacia estos animales, gracias por ayudar a mejorar su imagen.

    Un saludo!

    Javier.

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    1. Hola Javier,

      muchas gracias por tu comentario. Como ya comentaba antes, yo creo que poco a poco la actitud de la gente hacia las serpientes va cambiando. A ver si entre todos conseguimos que cambie un poco mas.

      un saludo

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  4. Creo, que la religión tiene mucho que ver con la educación que luego nos inculcan. Aparte de ésto, en nuestro caso, y en éste país, hubo una época oscura que duró muchos años por desgracia, y la cultura "medioambiental" que existía era, que todo bicho que no fuera animal doméstico debía ser aniquilado. De ésta lacra se libraron algunas especies que no cayeron en desgracia, cómo los casos de la cigüeña y la golondrina entre otras pocas. Y, de nuevo aquí la religión tuvo su papel para que ésto fuera así: en el caso de la cigüeña, ya sabeis, todos los recién nacidos eran traidos por ellas; y en el caso de las golondrinas, recuerdo haber leido algo sobre una leyenda que tenía relación entre ellas y la corona de espinas de Jesucristo. A las pobres culebras les tocó la desgracia de ser las causantes del PECADO ORIGINAL.
    Muy buena entrada David. Un abrazo.
    J. A. García Fernández

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    1. Hola Jose, pues no hay duda de que la religión tuvo gran parte de culpa en generar el odio a las serpientes, solo hace falta leer el capítulo 3 del Génesis:

      3.14 Y el Señor Dios dijo a la serpiente:
      "Por haber hecho esto maldita seas entre todos los animales domésticos
      y entre todos los animales del campo
      .Te arrastrarás sobre tu vientre,
      y comerás polvo todos los días de tu vida.

      3.15 Pondré enemistad entre ti y la mujer,
      entre tu linaje y el suyo.
      Él te aplastará la cabeza
      y tú le acecharás el talón".

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  5. Tema interesante, la gente deberia saber un poco mas sobre ello para saber como comportarse con estos animales y saber que no son para jugar pero tampoco un peligro en potencia.

    Un saludo

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  6. No tengo la estadística pero una buena parte de las mordeduras por víbora se produce al intentar matarlas dada su capacidad para "saltar", o impulsarse mediante su mecanismo de "muelle". Es un argumento sólido y fácil de entender, que no solo "salva" la vida a muchas víboras sino también a las personas que se exponen absurdamente.

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