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lunes, 6 de marzo de 2023

Emisión de "El Ocaso del Rey" en TVE2

Hoy lunes, 6 de marzo, a las 16:30h, se emitió nuestro documental, "El Ocaso del Rey" en la 2 de TVE. Si no lo pudisteis ver en directo, estará disponible en la plataforma RTVE play hasta el 30 de septiembre de 2025, donde se podrá ver libremente.

Esperamos que os guste y ojalá sirva para poner un granito de arena que ayude a la conservación de esta magnífica especie, que como comentamos en el documental, después de más de 10.000 años de relación en la que la hemos llevado al borde de la extinción, puede que ahora seamos los únicos capaces de salvarlo.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Artifishal: el camino a la extinción está pavimentado con buenas intenciones

El año 2019 que llega a su fin se ha declarado como el Año Internacional del Salmón, con el objetivo de incrementar la concienciación sobre la salud de las poblaciones salvajes de esta especie y las amenazas a las que se expone. 

Aprovechando esta situación, durante este año se han publicado una gran cantidad de artículos y libros, se han organizado congresos y charlas y se han producido varios documentales (entre ellos el nuestro) con el fin de hacer llegar a la población una información que la mayoría de las veces estaba restringida a un pequeño grupo de personas, sobre todo científicos y pescadores.

Entre todos los problemas a los que se enfrentan los salmones salvajes, relacionados muchos de ellos con el deterioro del hábitat y la sobrepesca, hay uno que siempre ha costado explicar, el del efecto nocivo de las repoblaciones. Y es difícil de explicar por dos razones fundamentales, en primer lugar porque cuando hablamos de biología muchas veces las matemáticas no son tan evidentes, por decirlo de una manera sencilla, no siempre 2 peces más 2 peces tiene como resultado 4 peces. Y en segundo lugar, porque al menos en un principio, detrás de las repoblaciones hay buenas intenciones.


Tras varias décadas de intensas repoblaciones, en las que en todo el mundo se han soltado cientos de millones de peces criados en cautividad y se han gastado ingentes cantidades de dinero público, con la intención de restaurar o reforzar las poblaciones salvajes de salmónidos, las conclusiones son apabullantes. Y así lo confirman los estudios científicos. Las repoblaciones no solo no han servido para recuperar las poblaciones de salmónidos, sino que han resultado nocivas y sus efectos han sido catastróficos para esas poblaciones.

Para poner de manifiesto estas cuestiones, a principios de este año se estrenó el documental Artifishal, en el que se ha dado voz a científicos, pescadores y piscicultores para tratar este tema con una perspectiva histórica, desde que se iniciaron estas prácticas hasta la actualidad. Y los autores han querido poner este trabajo en abierto, para que el mensaje llegue a la mayor cantidad de gente posible. Aquí debajo os lo dejo, en su versión en inglés, pero podéis activar los subtítulos en castellano (os recomiendo que lo veáis a pantalla completa).


Después de que lo hayáis visto, me imagino que os haréis las mismas preguntas que nos hacemos muchos. Ante estas pruebas y resultados, ¿por qué se siguen manteniendo estos programas de repoblación? ¿Qué intereses tienen las Administraciones públicas en mantener estas prácticas, gastando millones de euros de dinero público, si todos los trabajos científicos las desaconsejan? Como comentan en el documental, dejemos a los salmones reproducirse como lo han hecho durante millones de años, porque ellos saben perfectamente como hacerlo. Quizás el problema sea que nuestra arrogancia nos hace pensar que nosotros sabemos hacerlo mejor que ellos.

NOTA: aprovechando que muchos de vosotros nos habéis preguntado por la entrega de los DVDs de nuestro documental "El Ocaso del Rey", quería pediros disculpas por el retraso, que se ha debido a problemas de última hora ajenos a nosotros. De todas formas, el DVD ya está en fábrica y esperamos que lo podáis tener en unos pocos días.

lunes, 29 de julio de 2019

«Nunca discutas con un idiota, te hará descender a su nivel y allí te vencerá por experiencia»

La imagen que podéis ver a continuación, tomada ayer mismo a las 23:30h es un truño, pero en ella se pueden apreciar los 4 satélites que Galileo descubrió el 7 de enero de 1610 usando un rudimentario telescopio construido por él mismo. 


Gracias a estas imágenes, y observando cómo al pasar los días los puntitos luminosos cambiaban de posición*, Galileo llegó a la conclusión de que esos puntos no eran estrellas, sino cuerpos planetarios que orbitaban alrededor de Júpiter. Este hecho confirmaba que Copérnico estaba en lo cierto cuando en su obra póstuma "De revolutionibus orbium coelestium", publicada en 1543, formuló la la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, según la cual el Sol, y no la Tierra, se encontraba en el centro del universo conocido y que por lo tanto no todos los objetos celestes giraban alrededor de la Tierra. Los descubrimientos de Galileo, por lo tanto, contradecían las teorías geocéntricas aristotélicas, que eran las aceptadas por la Iglesia en ese momento.


Defender sus teorías le costó a Galileo pasar sus últimos años de vida en arresto domiciliario, primero en su casa de Florencia y luego en su casa de San Giorgio, donde permaneció hasta su muerte, rodeando de sus discípulos y trabajando hasta el último día.

Casi 20 siglos antes de que Galileo descubriera los satélites de Júpiter, Erastótenes, un matemático griego nacido en Cirene, en la actual Libia, usando un bastón de madera, sus ojos y su intelecto, dedujo que la Tierra era esférica y calculó su diámetro con una precisión asombrosa, además de calcular la distancia entre la Tierra y el Sol y entre la Tierra y la Luna con sorprendente exactitud.


Han pasado 409 años desde el descubrimiento de Galileo y 2200 desde la muerte de Erastótenes, y actualmente, cuando nos asomamos a la era de la computación cuántica, capaz de resolver millones de cálculos matemáticos en una fracción de segundo, una nueva hornada de estafadores, seguidos por una horda de millones de analfabetos funcionales, y aupados por la ola de buenismo imperante que nos dice que todas las opiniones son respetables, afirman que la Tierra es plana y que todo lo que Erastótenes, Galileo, Copérnico o Newton habían demostrado, no son más que falacias promovidas por la NASA. Para tratar de convencernos, en vez de un bastón, un telescopio y su intelecto, usan YouTube y unos argumentos que en boca de un niño de 5 años podrían resultar simpáticos, pero que en boca de unos seres humanos adultos y que levantan más de tres palmos del suelo, solo podrían explicarse por una falta de riego o por una carencia crónica de vitamina B12, cuyo papel en la formación de la mielina que recubre el axón de las neuronas ha quedado más que demostrado.

Frente a esta ola de defensores de la Tierra plana, que cuentan entre sus filas con importantes embajadores entre deportistas de élite, presidentes de clubes de fútbol y tertulianos del corazón, solo me viene a la mente una frase de Mark Twain:

«Nunca discutas con un idiota, te hará descender a su nivel y allí te vencerá por experiencia»

*Actualmente podemos como varía la posición de los satélites galileanos gracias a ESTE ENLACE

lunes, 19 de marzo de 2012

Ciencia Friki: la propulsión de la caca de pingüino

Normalmente, cuando me llegan por correo electrónico las alertas de las revistas científicas, suelo leer primero los títulos de los nuevos artículos publicados para ver si hay algo interesante, luego si veo alguno que me llama la atención leo el resumen y si confirmo que es realmente algo que me interesa, intento conseguir el artículo completo. Si la universidad está suscrita a la revista me lo bajo en pdf y si no lo está se lo pido directamente al autor.

Pinguino de Adelia en su nido rodeado de chorros de excrementos (Benno Meyer-Rochow)

En una de esas búsquedas encontré un artículo que me llamó poderosamente la atención al primer vistazo, su título lo decía todo: "Pressures produced when penguins pooh - calculations on avian defecation" que más o menos, traducido al castellano viene a decir algo como "Las presiones producidas cuando cagan los pinguinos - cálculos sobre la defecación de las aves".

No hace falta decir que a los 10 minutos ya había conseguido el artículo, que tal como de manera acertada describía el título, calculaba la física de la propulsión de los excrementos de los Pinguinos de Adelia (Pygoscelis adeliae) y los Pinguinos barbijos (Pygoscelis antarcticus) mediante ecuaciones físicas y curiosos experimentos.

Al hojear el artículo, al llegar a la segunda página me encontré con el mejor esquema que he visto nunca en un artículo científico (y probablemente en ningún otro artículo de cualquier temática):


La leyenda de la figura no dejaba lugar a dudas: "Posición del pingüino modelo (un muñeco) y parámetros físicos usados para calcular la presión rectal necesaria para expeler el material fecal hasta una distancia de 40 cm".

Los detalles exactos de la metodología del estudio los podéis leer en el artículo, que está colgado libremente en la red, pero básicamente los autores construyeron un muñequito de un pingüino (como podéis ver en al figura) y fueron modificando varios parámetros, como el diámetro de la cloaca, o la viscosidad de la mezcla que iba a funcionar como excremento, ya que tal como afirman los autores "la caca de pingüino se puede considerar como un fluido no viscoso ideal". Posteriormente, uno de los autores apretaba el muñeco con una presión determinada y otro medía la distancia a la que llegaba el chorro del excremento "ideal".


Los resultados del experimento se resumen en estas dos ecuaciones:


que vienen a decir, en una primera aproximación, que si aplicamos una presión de 4,6 kPa (aproximadamente 34 mmHg), la mierda sale propulsada a 46 cm de distancia. Por supuesto, la presión disminuye a medida que va saliendo el chorrillo de excrementos, ya que (y esto está extraído literalmente del trabajo), si la presión fuera constante durante la defecación, la expulsión del chorro de excrementos se asemejaría a una fuente, lo que evidentemente no corresponde al patrón observado en los pingüinos.

La segunda aproximación es aun más interesante, si cabe, ya que si se considera que los excrementos de pingüino representan un fluido viscoso con una viscosidad dinámica ɳ, la presión intestinal no sólo se usaría para acelerar la velocidad del chorro de mierda desde 0 hasta 2m/s, sino que también serviría para ayudar a dispersar la energía creada por la fricción interna presente en el fluido viscoso. En este caso, evidentemente habría que aplicar la ecuación de Hagen-Poisseuille, cuya versión modificada expresamente para la caca de pingüino es la segunda ecuación que puse en el cuadro anterior.

Las conclusiones son claras, los pingüinos invierten gran parte de su energía en mandar sus excrementos a la mayor distancia posible para no manchar su plumaje, eso si ¿hacia que dirección cagan los pingüinos?, ¿tienen alguna preferencia a la hora de expulsar sus excrementos? Tal como los propios autores comentan al final del artículo "si el ave elige deliberadamente la dirección en la que expulsa sus heces o si por el contrario, ese proceso depende de la dirección en la que sopla el viento en el momento de la evacuación, son las preguntas que deberán ser abordadas en nueva expedición a la Antártida".

Evidentemente y con todo merecimiento, éste fabuloso artículo ha ganado el premio Ignobel 2005 en la categoría de dinámica de fluidos. Desgraciadamente, y tal como comenta con gran sentido del humor el Dr. Meyer-Rochow, no pudieron acudir en persona a recoger el premio porque tuvieron problemas para obtener las visas de entrada en Estados Unidos y espera que esos problemas no hayan sido debidos "a la naturaleza explosiva de su trabajo".

NOTA: este trabajo ha sido realizado por la primera expedición jamaicana a la Antartida.

domingo, 26 de febrero de 2012

Mi mejor autorretrato


Hace un par de días me encontré con esta foto que hice hace varios años, en ella aparecía una maraña desordenada de rayitas de color rosa. Esa imagen era mi propio cariograma, que es la representación de mi cariotipo, es decir mi patrón cromosómico. Esas 46 rayitas son mis cromosomas, que son iguales dos a dos, salvo el par XY que dice que mi sexo es masculino, por lo que podemos decir que mi cariotipo está formado por 23 pares de cromosomas (ya que soy un animal diploide), los mismos que aparecen en cada una de las células de mi cuerpo (salvo en mis glóbulos rojos).

Esos 23 pares de cromosomas son las estanterías de una gigantesca biblioteca donde se almacenan más de 30.000 libros (genes), que tienen las recetas precisas para fabricar miles de proteínas que serán las que determinen todo lo que yo soy: ellas darán color a mis ojos, definirán mi estatura, el tono de mi voz, mi carácter, la forma de mis orejas, mis manos, mi nariz y mis pies, o mi evidente propensión a mi calvicie. Pero también determinan muchas cosas que no se ven a simple vista, como la posibilidad de desarrollar una enfermedad en el futuro. Y probablemente en alguna de esas páginas esté escrita con bastante precisión la fecha de mi muerte. A pesar de todo, el ambiente en el que me desarrolle tendrá un importante efecto en como se expresen mis genes, de forma que el resultado final (mi Fenotipo), será la suma del Genotipo más el Ambiente.

Todos los seres vivos, desde un hongo a un ser humano, tienen guardada en cada una de sus células una de estas bibliotecas, única e irrepetible (salvo los gemelos univitelinos). Pero esas bibliotecas tienen muchos libros repetidos, casi el 60% son iguales que los que aparecen en la biblioteca de una mosca, y de esos 30.000 libros de mi biblioteca, sólo 300 (menos del 1%) son diferentes de los de la biblioteca de un ratón, y son aun menos los que no están repetidos en la biblioteca de un chimpancé. Y toda esa biblioteca cabe dentro del núcleo de una célula que tiene un diámetro de tan sólo unas centésimas de milímetro.

A lo largo de millones de años de evolución se ha ido escribiendo toda esa enorme biblioteca, se han incorporado nuevas páginas, se han eliminando otras y también se produjeron erratas. Y toda esa información se fue pasando de padres a hijos durante millones de generaciones, desde una bacteria hasta llegar a mi, todo ello gracias a un proceso que Charles Darwin definió hace 150 años como "selección natural", sin necesidad de acudir a magos, diseñadores o dioses. No hacen ninguna falta y esa es la mejor magia.