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lunes, 24 de enero de 2022

Los salmones no saben follar, menos mal que estamos aquí nosotros para ayudarlos

Hoy, la Nueva España publica un artículo que por una parte vuelve ensalzar el papel de las repoblaciones para la conservación de los salmones (algo desmentido cientos de veces en innumerables trabajos científicos) y por otra parte, demuestra la ignorancia supina de la mayoría de los medios de comunicación a la hora de escribir sobre cualquier tema que huela ligeramente a ciencia.


A ver, recapitulemos, según estas asociaciones y según la prensa, los salmones, esos peces que llevan surcando los ríos ibéricos millones de años antes de que el primer ancestro del ser humano se bajara de los árboles, necesitan de nuestra especie para poder reproducirse, se ve que antes no sabían hacerlo. Para eso, los capturamos, extraemos los huevos de las hembras y el esperma de los machos, mezclamos todo en un cubo y así los fertilizamos. Muy bien, porque somos tan sumamente estúpidos y prepotentes que pensamos que nosotros sabemos como follan los salmones mejor que ellos mismos.

Pero ahora, la Socala del Esva, la asociación que se opone a vedar un río en el que en los dos últimos años SOLO SE HA PESCADO UN SALMÓN POR TEMPORADA, ha dado con la tecla para salvar a la especie de la extinción y "están ilusionados", porque van a depositar los huevos fertilizados en ese cubo directamente en el río, lo que "permite que los alevines nazcan en su hábitat, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia".

En primer lugar, esa técnica de repoblación ya se usa desde hace muchísimo tiempo, exactamente desde que Richard Vibert inventó las cajas que llevan su nombre en 1949, a partir de un diseño previo denominado "Caja Harrison", para enterrar los huevos de los salmónidos en la grava. Lo que se va a hacer en el Esva es una nueva modificación, pero el mecanismo es el mismo. Y que se haga por primera vez en el Esva no es garantía de nada. Ya se ha hecho en otros ríos de Asturias y los resultados están a la vista.

Llama la atención la frase de que "se permitirá que los alevines nazcan en su hábitat", lo que da a entender que cuando los salmones desovan naturalmente en el río, deben nacer en un campo de maiz o en otro hábitat que no es el suyo.

Si realmente se quiere hacer algo por el salmón, y más aún en el Esva, lo que se debería hacer de una vez por todas es vedar completamente su pesca y dejar que los pocos salmones que aún llegan al río, desoven naturalmente como hicieron durante millones de años. 

Pero la mayor responsabilidad no es de la Socala, es del gobierno del Principado de Asturias, que sigue avalando estas prácticas absurdas y contraproducentes, y sigue vendiendo la supervivencia del salmón por un puñado de votos. Que se siga permitiendo matar un solo salmón en la situación en la que se encuentra es demencial, pero que se siga permitiendo matar salmones en el Esva, y que se siga presentando en los informes oficiales que la población de salmones en ese río está fuera de peligro, no tiene nombre.

jueves, 24 de mayo de 2018

¿Eres tú John Wayne, o soy yo?

Hoy he abierto el periódico y me he encontrado con una noticia que resume claramente el lugar que  ocupa la política medioambiental en Asturias y hasta qué punto ha llegado el chantaje de algunos colectivos. Unos colectivos que considerando que la administración no responde adecuadamente a sus demandas, se postulan como los verdaderos gestores, los que piensan que los estudios científicos no sirven para nada porque son ellos los que realmente saben cómo resolver los problemas. 

Noticia aparecida en LNE de hoy, 24/05/18. Haced clic para verla a mayor tamaño

Y qué mejor manera de defender sus intereses que empuñando las armas. Consideran algunos pescadores que las campañas de matanzas de cormoranes que realiza la Consejería de Medio Ambiente desde hace 10 años no son suficientes, que los miles de cormoranes muertos son pocos, ya que aún hay muchos y que ellos sí sabrán como matarlos porque el odio a la especie y la falta de autocrítica es un perfecto acicate. Al fin y al cabo ellos se creen los dueños del río y de lo que contiene, y qué mejor manera que patrullar las riberas portando escopetas para defenderlo. 

lunes, 20 de marzo de 2017

Primero mataremos cormoranes, luego las garzas, las nutrias y los martines pescadores

Desde hace unos meses, la campaña de presión por parte de los pescadores deportivos hacía los depredadores fluviales ha aumentado de intensidad. Si hace unos años este colectivo pedía a la Administración asturiana que se mataran unos cuantos cormoranes grandes para "salvar" al salmón, ahora exigen que se mate a la mitad de la población de esta especie.

Hace más de una década que los agentes medioambientales matan cormoranes grandes siguiendo las ordenes directas de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales. Más de 2000 aves han sido abatidas según los cupos establecidos, a los que hay que sumar otras muchas más aves que al no recogerse no se han contabilizado y otras muchas que han muerto tiroteados por los furtivos

Cormorán grande tiroteado y no contabilizado en un río asturiano

Desde que comenzaron esas matanzas, el número de cormoranes invernantes ha permanecido prácticamente estable, pero la recuperación de los salmónidos no ha tenido lugar, tal como ya apuntaban los numerosos artículos científicos escritos al respecto en los que se afirmaba que esos controles no reducirían la densidad de aves (Carss, 2000; Chamberlain et al, 2013)  y que además, esas matanza no servirían para recuperar las poblaciones de salmónidos (Suter, 1995; Nagasawa, K. 1998).