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viernes, 5 de mayo de 2023

Eliminación de presas, sequía y bulos climáticos

El tiempo y el esfuerzo que se necesita para desmentir un bulo es varios ordenes de magnitud mayor que el que se invierte en inventarlo. De todas formas, hay ocasiones en las que es necesario hacer ese gasto sobre todo cuando te encuentras con alguno, como el último que se ha inventado sobre la sequía, que dice que se están destruyendo embalses y de esa forma se están agravando sus efectos.

Detrás de estos bulos y desinformaciones se encuentra algo que ya comentamos en varias ocasiones, el “hooliganismo político” y la politización del medio ambiente, que han conseguido que gran parte de la población asuma sin rechistar los argumentarios de los partidos políticos por los que sienten afinidad, y el negacionismo del cambio climático se ha convertido en un tema político, como casi todo lo relacionado con la protección del medio ambiente. Curiosamente, muchos de los políticos han interiorizado un discurso según el cual la conservación del medio ambiente y las políticas encaminadas a mitigar los efectos del cambio climático tienen como consecuencia una reducción del bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos, cuando es justo lo contrario, ya que no puede haber bienestar ni salud en un medio ambiente enfermo y alterado. 

Estos discursos y ese fanatismo político ha tenido como resultado que en los últimos años el escepticismo sobre el cambio climático haya aumentado considerablemente entre la población. Se ha llegado a situaciones tan extremas que incluso los meteorólogos de la AEMET han recibido amenazas de muerte por informar sobre el cambio climático. 

Paralelamente a estos discursos políticos negacionistas surgen continuamente informaciones falsas que tienen por objeto desacreditar las políticas ambientales. Una de las últimas informaciones falsas que han corrido como la pólvora en las redes sociales es la que dice que el Gobierno de España está destruyendo presas y embalses en plena sequía, lo que agravará el problema del abastecimiento de agua para el consumo, e incluso que esa eliminación de presas es la causa de la sequía.

Obstáculo en el río Piloña (Asturias)

Este bulo parte de la interpretación errónea (seguramente malintencionada) de la Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2030, que entre sus objetivos tiene el de recuperar la naturalidad y conectividad de los ríos, permitiendo el libre flujo de agua hacía el mar. Ese flujo está interrumpido por infinidad de barreras, no sólo por grandes presas hidroeléctricas y embalses, sino por más de 1 millón de obstáculos que fragmentan los ríos europeos, aproximadamente uno por cada kilómetro de río, según la recopilación publicada en Nature en 2020


Barreras que impiden el flujo de agua en los ríos europeos. Belletti et al., 2020

Estos obstáculos incluyen azudes, banzaos y derivaciones para molinos e industrias, la mayoría de los cuales están obsoletos y no cumplen ninguna función actualmente, y que además de impedir el paso a especies migradoras de peces, como salmones, anguilas, lampreas o sábalos, cambian la dinámica fluvial, retienen sedimentos que deberían llegar al mar, nutriendo las aguas costeras y regenerando deltas y playas, pero también reducen la calidad del agua, disminuyendo la concentración de oxígeno disuelto y aumentando su toxicidad. 

Es evidente que la sequía no tiene nada que ver con la demolición de estos obstáculos, que al contrario servirán para mejorar la calidad de las aguas. El problema de la sequía, que desgraciadamente irá a más en los próximos años, está directamente relacionado con el cambio climático que está aumentando la frecuencia, duración, y severidad de las mismas.


viernes, 15 de junio de 2018

Especies invasoras y visitantes inesperados

Ayer hice una visita fugaz al embalse de Trasona, en Corvera, muy cerca de Avilés, para controlar las aves acuáticas que se reproducen en este humedal artificial. Este embalse se construyó en la década de los 50 del siglo pasado para proporcinar agua a la por entonces factoría de Ensidesa (ahora Arcelor) y se abastecía a partir de los ríos Alvares y Narcea, este último a través del canal del mismo nombre. El Canal del Narcea se inauguró en marzo de 1965 y a lo largo de 27 km de recorrido comunica la estación de bombeo de Quinzanas, en Pravia, con los embalses de Trasona (Corvera de Asturias), La Granda (Gozón), y San Andrés de los Tacones (Gijón).  


Al llegar a la presa, lo primero que me llamó la atención fue la gran cantidad de Black Bass (Micropterus salmoides) que nadaban cerca de la orilla. Esta especie invasora  se introdujo en nuestro país en 1955 y luego fue soltada por algunos pescadores deportivos en muchas masas de agua, ocupando actualmente gran cantidad de humedales en toda la Península ibérica, tanto naturales como artificiales.

El Black bass ha sido catalogado por la UICN como una de las 100 especies invasoras más peligrosas del mundo, ya que es un gran depredador y se reproduce explosivamente si encuentra un hábitat adecuado, poniendo en peligro a numerosas especies de peces autóctonos, así como de anfibios y todo tipo de fauna acuática. 

martes, 11 de abril de 2017

El mirlo acuático y su especializada dieta

En un río del centro de Asturias, una pareja de Mirlos acuáticos (Cinclus cinclus) se afana en sacar adelante a su pollada. A menos de 500 metros aguas abajo, los pollos de otra pareja acaban de abandonar el nido y piden comida mientras saltan en el canal del viejo molino en el que sus padres han construido el nido. 


Con el pico repleto de larvas de invertebrados acuáticos, los dos padres ceban sin descanso y no pasa más de un par de minutos entre ceba y ceba. El mirlo acuático ha sabido encontrar un nicho trófico que ninguna otra ave ha sabido aprovechar. Solo las lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea) les disputan alguna presa, pero solo aquellas que están cerca de la superficie, porque las que se refugian bajo las piedras en el fondo del río son suyas. Aparte de los mirlos acuáticos, las truchas, las anguilas y los desmanes ibéricos, también encuentran en los macroinvertebrados acuáticos la base de su alimentación.

martes, 2 de febrero de 2016

Repoblaciones, matanzas y chantajes: la desastrosa gestión de los salmónidos en Asturias

El declive de las poblaciones de salmónidos es un hecho confirmado con datos empíricos. El salmón atlántico (Salmo salar), que hace menos de un siglo era una especie abundante en nuestros ríos cada día está más amenazado. El número de capturas por pesca deportiva ha sufrido un paulatino descenso desde que se cuenta con registros, habiendo tocado fondo en 2010, cuando entre todos los ríos asturianos solo se pescaron 250 peces. Estos números serían suficientes por si solos para declarar a esta especie en peligro de extinción según los criterios de la UICN.


Este descenso es mucho más dramático de lo que muestra la gráfica anterior, ya que el número de licencias de pesca, o sea, el esfuerzo de captura, se ha incrementando en un 330% en tan solo 20 años (un incremento de un 14% anual). 


viernes, 10 de abril de 2015

Los hermosos y desconocidos arroyos costeros

Río Llindebarcas (Asturies)

Los arroyos costeros son cortos y apenas son conocidos por las pocas personas que viven cerca de ellos. Muchas veces ni siquiera se puede acceder a ellos en la mayor parte de su recorrido. Solo en algunas zonas, normalmente atravesando una maraña de vegetación, tanto viva como muerta, se puede llegar a sus orillas y disfrutar de su belleza. Nadie los limpia, ni falta que les hace. Las riadas que regularmente se producen tras las fuertes lluvias del invierno arrastran a la mar los residuos acumulados durante las semanas anteriores. Son dinámicos, sus cauces cambian con el paso del tiempo. Cambian con las fuertes lluvias, con la caída de los árboles de sus orillas, con los depósitos de arenas y gravas. 

Río Gorozika (Bizkaia)

La elevada humedad que rodea a estos pequeños arroyos es la responsable de la frondosa vegetación que crece en sus orillas: helechos, musgos, hepáticas y multitud de plantas herbáceas, junto a hiedras y zarzas ocupan el piso más bajo. Alisos y sauces, algunos desde la misma orilla, crecen rápidamente aprovechándose de la humedad constante y del terreno blando y nutritivo, alcanzando una considerable altura en pocos años. y de esta forma, sin proponérselo ayudan a sujetar el terreno. El verdor y la frondosidad de estos lugares en un día de primavera no tiene nada que envidiar al de cualquier río tropical.

Desgraciadamente, estos arroyos y los bosques de ribera asociados a ellos son solo una pequeña muestra de lo poco que queda de los bosques autóctonos de las rasas cantábricas. Tan solo unos pocos metros separan este lugar paradisíaco de la realidad más perversa, una plantación continua de eucaliptos que cubren todo el litoral, desde Euskadi a Galicia.

lunes, 2 de marzo de 2015

¿Sirve para algo limpiar los ríos?

Como ya se preveía, después de las lluvias de las últimas semanas y tras la subida de las temperaturas que han derretido gran parte de la nieve acumulada en las cumbres, los ríos se han vuelto a desbordar. Y como siempre que ocurren estos hechos, los telediarios y los periódicos se han llenado de declaraciones en las que se exige que se limpien los cauces para evitar que estos hechos vuelvan a repetirse. Lo exigen los vecinos, lo exigen los alcaldes, lo exigen los presidentes de las comunidades autónomas, lo exige el líder de la oposición y por contagio lo exige todo el mundo. Estas exigencias han calado tan profundamente en nosotros que en los medios de comunicación afirman sin discusión que los ríos se desbordan porque están sucios.


En una cosa estoy de acuerdo con esas reclamaciones. Los ríos están llenos de mierda, más concretamente de nuestra propia mierda. Toneladas de botellas, latas, compresas, bolsas de basura, electrodomésticos y hasta coches, han convertido nuestros ríos en auténticos vertederos. Por supuesto, sería muy conveniente limpiar toda esa basura y sobre todo evitar tirar más.

Pero cuando se reclama que se limpien los ríos, no se está pidiendo que se limpie esa basura, lo que se exige es que se draguen los ríos, se tale la vegetación de ribera y se elimine la madera muerta de los cauces. Esta idea tan arraigada entre la población lo que nos confirma es el absoluto desconocimiento que tiene la mayoría de la gente de lo que es un río. Un río es un ecosistema complejo y dinámico, no es un canal ni una tubería que transporta agua. Los ríos se desbordan durante las épocas de lluvias y bajan de caudal cuando hay sequía, la madera muerta y los sedimentos arrastrados por la corriente los nutren y les dan vida. Esto siempre ha ocurrido y siempre ocurrirá.


Lo que la mayoría de gestores y políticos entienden por limpiar un río es lo que vemos en la imagen anterior, una imagen tomada por Carlos del Valle en diciembre de 2013 en el río Narcea, justo cuando las truchas y los salmones se encontraban en plena época de desove. 

Estas actuaciones, en las que se suele emplear maquinaria pesada, y que debido a la premura y la presión social tras un episodio de inundaciones, suelen hacerse sin ningún tipo de evaluación ambiental, producen un enorme impacto sobre los ecosistemas fluviales, pero lo más curioso es que además no sirven absolutamente para nada. Los sedimentos se volverán a depositar en las zonas dragadas a la siguiente riada y los restos de vegetación serán arrastrados nuevamente desde los tramos altos cuando vuelva a llover con fuerza. Pero no solo no sirven para nada, sino que a medio y largo plazo resultan contraproducentes ya que conseguirán que la velocidad del agua aumente al pasar por los tramos "limpios" y encauzados, lo que incrementará la erosión del cauce y agravará los efectos de la inundación.

Dominio público hidráulico según el MAGRAMA. La mayoría de las zonas afectadas están dentro de sus límites

Si esa limpieza no sirve para nada, ¿por qué se hace?

Hace unos días, en una entrevista a un político le preguntaban sobre el descenso de capturas de salmones asturianos y sobre el controvertido tema de las repoblaciones. En un momento de la entrevista dijo la frase clave "no podemos quedarnos con los brazos cruzados", dejando claro que algo hay que hacer, independientemente de que funcione o no. Decir que el problema es estructural, que las inundaciones son inevitables y que lo mejor es no hacer nada, salvo evitar en el futuro volver a cometer los errores del pasado, no es políticamente correcto y rápidamente sería usado por la oposición para arremeter contra ellos. Así que "limpiemos", draguemos y desbrocemos, que no se diga que no hacemos nada.

Lo de menos es que las actuaciones sirvan realmente para evitar que el problema se vuelva a repetir, eso no importa. A fin de cuentas, el efecto placebo funciona, y de esa forma, si dragando y desbrozando se consigue apaciguar a la gente y a la población ribereña, que lógicamente está preocupada e indignada al ver como el río arrasa con sus casas y propiedades año tras año, el político ya estará satisfecho y no se le podrá acusar de "quedarse con los brazos cruzados".

Por otra parte, no estaría mal preguntarse por quiénes se beneficia de estas obras faraónicas, de los millones de euros invertidos y tirados en estos dragados y desbroces a lo largo de todas las cuencas fluviales españolas. Una vez que la licitaciones de obra pública se han reducido enormemente tras la época de bonanza económica a principios del siglo XXI, cuando el dinero parecía salirnos por las orejas, estas obras, innecesarias y absurdas, seguramente llenarán de gozo y satisfacción a muchas empresas y quién sabe si a más de un político que las ha adjudicado.

Lo inundable, se inunda

Si observamos por televisión las imágenes de las últimas inundaciones, nos daremos cuenta de que la mayoría de las poblaciones que se han visto afectadas se encontraban en zonas de riesgo declaradas por las respectivas confederaciones hidrográficas como "zonas inundables". En las últimas inundaciones ocurridas en Asturies, la Confederación Hidrográfica del Norte pidió a los ayuntamientos ribereños que prohibieran construir en zonas inundables. La respuesta de los ayuntamientos implicados no se hizo esperar y a los pocos días rechazaron esas prohibiciones porque según ellos "las áreas anegadizas son la «única alternativa» para el desarrollo urbanístico de muchos municipios". En la siguiente riada, ocurrida pocos meses después, esos mismos ayuntamientos acusaban a la CHN de dejadez.

Cuando vuelvan a producirse otras inundaciones, que no dudéis que se producirán, y seguramente cada vez con más frecuencia, habría que preguntarles a estos mismos alcaldes sobre las consecuencias de ese rechazo a la prohibición de edificar en zonas anegadizas. Desgraciadamente las responsabilidades de los cargos públicos no suelen pasar de una dimisión si el caso es extremadamente grave, pero quedan impunes de responsabilidades penales. Y no debería ser así, porque sí se demuestra que una gestión negligente, absurda y con un interés puramente electoralista tiene como consecuencia una catástrofe ambiental, que incluso podría llevarse por delante la vida de muchas personas, esos individuos deberían responder ante la ley como cualquier otra persona. 

¿Pero quién limpia los ríos?

Pero vayamos al meollo del asunto, porque lo que es evidente es que los ríos seguirán desbordándose, como han hecho siempre, y la supuesta suciedad en forma de madera muerta y sedimentos se seguirá acumulando en el cauce, también como ha ocurrido siempre. En ese caso, ¿quién la limpiará? Pues la respuesta es muy sencilla, la limpieza la hacen los propios ríos, y las riadas son el mecanismo natural que tienen para limpiarse. Si realmente queremos limpiar los ríos deberíamos eliminar nuestra basura y dejar al río que haga su trabajo, y por supuesto no edificar en zonas inundables, porque como dice su propio nombre, se inundan.

Personalmente siempre me han resultado curiosas estas muestras de soberbia de nuestra especie. Decimos sin sonrojarnos que los bosques se queman porque no los limpiamos y que los ríos se desbordan porque no los dragamos. Da la impresión de que la Naturaleza no podría seguir su curso sin nuestra ayuda cuando lo cierto es que la Naturaleza se ha valido por sí misma durante millones de años antes de que apareciera el primer Homo sapiens a poner orden.

NOTA: si queréis conocer un poco más acerca de la ecología fluvial, de su estructura y funcionamiento y de este tipo de actuaciones que he comentado, os recomiendo visitar el blog Cuidando Ríos, del Dr. Alfredo Ollero, profesor de Geografía Física y científico fluvial de la Universidad de Zaragoza.